El deber y los sentimientos

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*príncipe Nikolay

Había salido desesperado a buscarla en cuanto me enteré de que no estaba en nuestra habitación, busqué por los alrededores del castillo y campamento, pero no la encontré por ninguna parte, pregunté a todos en el campamento, pero nadie parecía saber en donde estaba la señorita Gold, ella era tan desesperante, ella estaba siendo tan irresponsable justo en este momento, el irse y no regresar me ponía ansioso. Después de pasar cuatro horas mi preocupación aumentaba. La noche en el sur a veces era fría en esta época del año y me preocupaba el qué ella estuviera vagando por el bosque lejos de las zonas seguras, lejos de mí. Mire nuevamente el reloj y ya había pasado una hora más y ella no regresaba.

— iré a buscar a la señorita Gold - le dije a uno de los gemelos, me levanté del escritorio y tomé mi capa, apurado por salir a encontrarla - manda un escuadrón hacia el pueblo y unas carretas para trasladar heridos - por alguna razón algo me decía que ella había ido al pueblo, después de todo no podía entendía a esta mujer, no podía entender lo que hacía en mi

— heridos, ¿a dónde iras? - preguntó Alex mientras me seguía hacia donde estaban los caballos en el campamento

— Creo conocer a dónde ha ido - suspire, sentía una presión en el pecho al pensar que ella pudiere estar en peligro ¿que era esto? ¿por qué sentía esto? - creo conocer a donde ha ido, lo más seguro que ella sola ha ido a las aldeas de los alrededores -

— qué mujer más imprudente, ir solo hacia el peligro - mire al gemelo Talton ante su comentario

— yo diría que también es valiente, ¡pero si, ella es imprudente! - me subí al caballo - me adelantare primero y procura que no se enteren los demás de esto - Alex asintió con su cabeza - ¡bien! - salí cabalgando a toda velocidad del campamento.

En cuanto logré ver a su invocación cabalgó más rápido hasta llegar a ella. Al verla solo quería gritarle, estaba furioso, pero no dije nada en cuanto sus ojos me miraron, solo me baje del caballo y la mire de pies a cabeza para ver que no estuviera herida o algo parecido, suspire aliviado al ver que estaba bien y nuevamente la mire, ella no hizo nada más que sostenerme la mirada, una mirada desafiante. Ella me hacía experimentar sentimientos desconocidos para mí y eso no me agradaba en lo absoluto

— ¿Pasó algo su alteza? - ella habló y de nuevo mi enojo volvió

— ¡¿Qué es lo que pensabas al escapar?! - me acerque a ella y le coloque mi capa sobre sus hombros, el clima estaba bajando rápidamente 

— estamos a casi nada de llegar a la aldea - ella me sonrió, esta mujer era totalmente una imprudente - si nos apuramos podremos llegar antes del amanecer entonces podríamos salvar a muchas personas -

— ¿por qué no me dijiste primer antes de irte? - le dije molesto

— usted dejó claro que no lo haría - tenía que hacerlo, el consejo no toleraba tener alguna pérdida y bien sabía que necesitaba más aliados que enemigos, estar en contra solo me haría perder aliados

— dije que no gastaría soldados y armas, ¡no que no podría venir a ayudarla yo! - ella me miró curiosa - sabe cuan desesperado e impaciente me sentí al no saber en donde usted se encontraba, señorita Gold creo que usted... - de la nada la tierra empezó a temblar, ambos tratamos de mantener el equilibrio, mientras yo me acerque a ella instintivamente para protegerla

— ¿Qué está pasando? - dijo Lea asustada mientras se acercaba a mi

— ¡ven a mí! - la tomé de la mano y la abracé por completo, ella me rodeó con sus brazos y me sostuvo fuerte tratando de cubrirla con mi propio cuerpo para que no pudiera salir lastimada

Lea Gold: LA OSCURIDA DENTRO DE MIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora