Una muerte dolorosa

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Después de habernos separado y anunciar nuestro rompimiento, había pasado un gran tiempo desde entonces. Después del primer mes yo me había enfocado en ir a algunas fiestas del té qué me habían invitado algunas damas demostrando que la ruptura de nuestro compromiso había sido mutua y amistosa entre los dos, en esas fiestas de te solía estar muchas mujeres ya mayores quienes al primer intento en que me vieron comentaron tener hijos maravillosos qué quizás podría conocer he Incluso me ofrecían un gran dote para mi si es que aceptaba casarme con uno de ellos.

Mi dama Lili, siempre me decía que era obvio su intención, sabían de mi inteligencia y poder, lo había demostrado en estas primeras batallas que había liderado en el sur, aunque también sabían que tenía conexiones con el emperador, ya que en algunas reuniones él comentaba sobre mi gran aporte al templo de los magos y que claro ellas sabían que le ganaría puntos al tenerme cerca, el emperador me apreciaba enormemente y los aristócratas lo sabían, me había convertido en una dama cotizada para matrimonio y más ahora después del rompimiento entre el príncipe y yo.

Después de rechazar algunas citas, tomé la decisión de aceptar una con el pretexto de pasar todo el baile de invierno lejos del salón principal, a pesar de que no sabía si él estaría ahí. Así que tenía una cita programada para este baile, tenía qué verme con el hijo de una duquesa, la cual comentaba su tía que su sobrino mayor era muy atractivo pero adicto al trabajo, pero que al escuchar a ella y a su madre hablar de mí él hizo tiempo para la cita, algo que sorprendió a la duquesa quien movió cielo y tierra para poder hacer que yo fuera a esa cita con su hijo.

Mientras caminaba entre los pasillos en busca del balcón en el que habíamos acordado, siento que alguien me observa fijamente detrás de mi espalda

— ¿Ese es el príncipe? - unas chicas que pasaban junto a mí, pero hacia el lado contrario hablaron. Seguí caminando hasta llegar al balcón acordado, obligándome a no mirar hacia la entrada de aquel largo pasillo y verlo, tomé el pomo de la puerta y tomando el valor de superar este amor unilateral salí al balcón con una sonrisa fingida.

— Señorita Gold, ¿es usted? - me giré a ver al hombre y observé su cabello rubio y ojos claros como los míos - es un gusto conocerla - extendió su mano y observé su rostro, parecía ser alguien agradable, aunque sentía una sensación de ya haberlo conocido antes

— mucho gusto en conocerlo, duque - saludé cortésmente y le sonreí con amabilidad

— he traído dos copas de vino ¿gusta? - me mostró las copas sobre la barda del balcón, sonreí para acercarme un poco y tomar la copa en mis manos

— Gracias ‐ le dije hasta ahora todo iba bien

— escuche de mi tía que busca casarse - voltee a verlo sorprendía que dijera eso, aunque era cierto qué lo había dicho bromeando con la duquesa para evitar la cita, de igual manera termine aceptando después de su tanta insistencia, imagine que ella debió haber dicho que me gustaba ser clara y directa

— ¿Así es como la duquesa me describió? - le sonreí - ¿y usted busca lo mismo? -

— la verdad sí, soy una persona algo adicta al trabajo, soy el único heredero de mi familia así que tengo un deber con preservar el legado familiar, no solo busco casarme si no también formar una familia lo más pronto posible -

— no es la primera vez que conozco a un adicto al trabajo - dije entre dientes refiriéndome al príncipe, de inmediato deshice esos pensamientos, no era el momento para pensar en el

— Sé sobre su compromiso dijo... su ex compromiso con el príncipe y déjeme decirle que no me afecta en lo absoluto, creo ser lo suficientemente atractivo más que él, así que ... - empecé a reír por sus palabras, no en el mal sentido

Lea Gold: LA OSCURIDA DENTRO DE MIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora