—Sarah... - una voz me llamaba - Sarah... -
Al abrir mis ojos sentí una sensación de frío recorrer mi cuerpo, observé detenidamente la habitación estaba casi a oscuras, al observar toda la habitación me percaté de una sombra frente a la chimenea, era clara sabía que no era el príncipe, además de que sabía por parte de Nikolay que en esta habitación no podría entrar nadie además de él, así que era claro que su presencia era alarmante, algo alertaba a mis instintos y me decía que corría peligro, pero mi cuerpo no estaba en condiciones para luchar
— ¿Quién te dejó entrar? - le pregunté a la sombra mientras seguía recostada en la cama
— ¿creíste qué podrían esos caballeros detenerme? - me respondió ¿su voz? como pude me senté en la cama y observé con cuidado aquella persona
— ¿Qué haces aquí? - cubrí mi cuerpo con la sábana al ver cómo empezó a moverse por la habitación - ¿por qué estás aquí? ¿Quién eres? - pregunte, pero sentía que en el fondo sabia esa respuesta, quizás me estaba confundiendo y esa persona no era quien creía, de nuevo lo mire, pero aún no podía distinguir quién era el hombre en la habitación, pero su voz...
— Sabes Lea... las personas fueron creadas para ser amadas - esa persona camino lentamente por la habitación mientras tocaba las cosas que había en ella - mientras que las cosas... - tomó el candelabro de velas encendidas que había en la habitación, la poca luz que me permitía verlo - fueron creadas para ser usadas... - acerco la luz a su rostro y apagó las velas con sus dedos - Lea... sabes la razón por la cual el mundo es un caos - él se giró hacia mí - es porque las cosas son amadas y las personas son usadas... ¿ahora entiendes? - dejó en candelabro en la mesa y sonrió divertido, pude verlo por la poca luz de la luna que entraba por la ventana, de nuevo empezó a caminar por la habitación mientras tarareaba algún tipo de canción
— no respondiste a mi pregunta - se giró a verme y empezó a acercándose cada vez más y más a la cama hasta llegar a un lado de mí, de nuevo me sonrió - ¿qué es lo que quieres? - le pregunté, él extendió su mano, pero yo retrocedí por instinto, él me miró ofendido y retiró su mano emitiendo un sonido de risa, incluso ante este acercamiento aún no podía distinguir su rostro por la capucha que traía
— Yo quería amarte... quiero amarte, pero eso ya no se podrá Lea - de nuevo él acercó su rostro al mío y entonces lo reconocí, no podía creerlo, ¿estaba mi mente jugando alguna broma conmigo? eso creía en este momento, él se quitó la capucha dejándome verlo más claramente
— ¡¿Qué?! - lo miré confundida, mi cuerpo empezó a temblar, no podía creerlo, no era posible que el estuviera frente a mí, él... él... él había muerto, de nuevo él sonrió y rápidamente su mano tomó la parte trasera de mi cabeza, sujetando mi cabello con fuerza - ¡Suéltame! - le ordené
— me temo que tendré que usarte nuevamente Lea - se acercó a mí y miró mi boca por unos segundos hasta que al fin beso mis labios y mi cuerpo se paralizó por completo.
*
Cuando despierto me doy cuenta de que soy llevada en sus hombros por el castillo de los Talton, todo guardia en el pasillo en el que caminábamos estaban muertos, mi corazón empezó a acelerarse de miedo al pensar que quizás a él también lo había matado. un escalofrío recorrió mi cuerpo y una inmensa tristeza me controlaba en este momento, estaba indefensa no podría defenderme en este momento, tendría que aceptar que mi fin había llegado
— Está todo listo - él habló con alguien más, pude distinguir a unas personas en capulla, era obvio que escondían su rostro para no ser reconocidos ¿cómo era posible que le ayudarán a este hombre? ¿Qué era lo que Rael en realidad planeaba hacer? ¿que planeaba hacer conmigo?
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Lea Gold: LA OSCURIDA DENTRO DE MI
Ficción histórica... Lea se lamentaba haber caído así en sus mentiras, con su último aliento miró hacia el cielo y antes de morir juró por la gran santidad y madre, que si le diera la oportunidad de renacer como Lea, si tan solo tuviera la oportunidad de volver a es...