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— Lean, que haces todo bien? — me senté a su lado con las piernas cruzadas.

Asintió sin mirarme moviendo los pies.

Me quedé callada, no sabía porque tuve la necesidad de acercarme.

— seguro? — apoye mi mano en su espalda.

— Si tranqui — sonrió a medias.

— Mh, no te creo mucho eh — con el dedo índice le toque su mejilla.

Hubo un silencio largo y incómodo entre nosotros, pero lo corte diciendo — Tenés hambre? — pero él no me contesto.

—mh, comemos algo juntos? — aprete los labios.

— No. — miro hacia el cielo, — Mar, no me lo hagas más difícil. — no entendía lo que estaba diciendo.

— Que? Estás en ayuno, no entiendo —

El se mordió el labio negando, — que tonta que sos mar — me miro y me sonrió creo que sarcásticamente.

— Si no me explicas no voy a entender el porque te dificulto. —

— Nada, déjalo ahí — se paró con cierto enojo y se fue con las zapatillas colgando de la mano.

Obviamente no me iba quedar con la intriga y lo seguí, — Leandro, para — lo frente agarrandolo del brazo.

Sus ojos azules se posaron en mi boca esperando que hable — que te pasa? — lo solté.

El iba a hablar pero lo interrumpió el sonido del ascensor, Leandro se lo quedó mirando callado y yo me di vuelta para ver quién era.

— Ey papu, todo bien? — nicolas estrecho la mano con leandro haciéndome quedan entre el pecho de ambos.

— Todo bien — Leandro siguió caminado.

Ota me agarró de la cintura haciendo que quedáramos cara a cara.

— Todo bien? — dijo con esa enternecedora sonrisa . 

Asenti y el depósito un beso en mi frente.
Nos encontramos comiendo en el comedor enfrentados, la comida me callo para el culo. Nose que le pasa a lean y porque me trató así, lo amo un montón y no quiero pelearme nunca con el.

— en qué andas pensado? — me preguntó nicolas mirando el plato casi lleno de comida.

— nada, no tengo hambre — le sonreí.

Caminamos hacia la pieza pero en el trayecto trate de buscar a lean con la mirada pero no lo ví por ningún lado.

— A quien buscas? — dijo nicolas con el ceño fruncido.

— A nadie nico — le conteste indiferente.

Ota abrió la puerta de la habitación con la tarjeta electrónica, espero a que entrara para luego cerrar la puerta.

— Y esto? — dijo tocando el peluche con los bombones.

— Un regalo, no importa — dije sacándome las zapatillas quedándome en medias.

Me miro con desconfianza mientras me subía a la cama.

— Me voy a bañar — dijo sacándose el rolex de su muñeca para después dejar el celular en la mesa de luz.

No le respondí nada y me metí adentro de la cama. Paso por mi lado dejandome un beso en la frente.

Escuche como la ducha caia y salía un poco de vapor atraves de la puerta del baño.  

Intenté cerrar los ojos para dormir pero me inundan las dudas de que le habrá pasado a leandro tratando de recordar si hice o dije algo que lo pudiera haber echo algo que lo hicieran enojar o alejarse.

─𝐈𝐧𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝𝐚𝐛𝐥𝐞 ⠀𓄼 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora