Mis piernas estaban al borde del colapso, hacia 25 minutos corriendo en la cinta. Nicolás otamendi ahora mi personal trainer me estaba obligando a tener una hábito saludable según él, — Ya no puedo más — hable agitada. — Cinco más — sonrió mientras me miraba sentado en un banco.Junte mis labios para evitar decir algo que me arrepentiría más tarde, pasaron los cinco minutos y paró la tortura según yo. — No es nada payasa — me alcanzó una botella de agua que tenía a su lado.
Lo mire de reojo mientras tomaba agua, rió y me palmeo la espalda, — Mañana mismo horario eh — señalo con él dedo.
— Estás loco nicolás — dije sentadome a su lado, — Hermosa. — dejo varios besos sobre mis mejillas y labios.
— No me vas a converser, vamos — dije palmeando su muslo parandome para salir del "gimnacio" dentro de su casa.
Camine hacia la cocina en busca de más agua, recargue mi botella en la agua potable. — Pura fibra lo tuyo — pellizco mi pierna, me di vuelta mirándolo con asombro, — Tarado — dije por lo bajo cerrando la botella.
Nos sentamos en el sillón de la casa de nico esperando a que se haga la hora que entrenar de él. — Y si no vas que pasa? — pase mi pierna por su cintura. — Scaloni viene a buscarme de las bolas — agarro mi pierna pasando su mano por ella.
— Quédate acá. — incito, — Acá? — alce las cejas, — Si, si queres invita a alguien o nose. Para cuándo vuelva de entrar verte. — agarro mi mano para después besarla. Asenti con la cabeza y lo abracé.
Lo despedí con un beso largo tratando de que no se vaya, pero fue más fuerte su obligación.
Cerré la puerta especulando lo que podría hacer esas tres horas en las que él no está, ya conocía la casa pero saque mi lado chusma para seguir pispeandola. Todo parecía normal, nicolas es bastante ordenado más que yo si se puede decir.
Me senté en el borde de la cama y pegue unos pequeños saltos, era cómoda.
"Nacho, cuídame al perrito" le mandé un mensaje a nacho para que se encargue en mi ausencia.
Camine hacia el ropero no esperando ver nada, unos zapatos de tacón aguja negros. — Mh — infle mis labios con una pequeña queja.
Cerré rápido el ropero para evitar pensamientos, las manos me empezaron a transpirar quizá solo se los olvidó, o nunca se dió cuenta. Antes de ser tan paranoica no, no eran míos eran un talle mucho más grandes.
Suspire volviendome a sentar en la cama, refregue mis ojos con ambas manos. Me pare de la cama y abrí uno de los cajones de una cómoda, tantie la primera remera que ví y me metí a la ducha. La ropa de entrenamiento transpirada quedó en el piso del baño.
La remera me quedaba enorme, pero safa. Los nervios habían disminuido en casi su totalidad. Baje con la ropa que anteriormente me había quitado, la metí al lavarropas con la demás ropa de nicolas.
Mientras esperaba que terminara el lavado me puse a ver mi celular. — La puta madre. — mañana empezaba el trabajo, lindo momento para ahogarse en una vaso de agua.
La verdad que era una casa bastante espaciosa pero para mí sola era bastante aburrida. Tendí la ropa, me sentía una ama de casa.
Me senté en el sillón esperando nuevamente algo pero está vez era la llegada. Jugué con mis manos nerviosas mientras escuchaba un debate de fútbol, no porque me gustará si no porque me dió paja cambiar el canal.
Me entretuve charlando con nacho el cual parecía estar de buen humor, sentí el abrir de la puerta y fui caminando hacia ella. — Hola general. — me lanze a sus brazos haciendo que él me alce.
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─𝐈𝐧𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝𝐚𝐛𝐥𝐞 ⠀𓄼
Romance¿𝐏𝐞𝐫𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐥𝐥𝐚𝐦𝐚𝐬 𝐜𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐝𝐮𝐞𝐫𝐦𝐞? ¿𝐏𝐞𝐫𝐨 𝐞𝐥 𝐬𝐚𝐛𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐟𝐨𝐭𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐠𝐮𝐚𝐫𝐝𝐚𝐬? ¿𝐏𝐞𝐫𝐨 𝐞𝐥 𝐬𝐚𝐛𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐫𝐚𝐳𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐥𝐨𝐫𝐚𝐬? (( m o d i s m o · a r g e...