Capítulo 1

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Faltaban tres días para la Luna Roja. Mi madre me llevaba con el pastor de Jarlem para buscar ayuda. Ya que cada quince años aproximadamente las criaturas mitad lobos mitad humanos se acercaban a nuestra comunidad y robaban a la virgen más hermosa. Todas las jóvenes de mi edad estaban casadas ya que sus familias se apresuraron a buscarles esposo, dejarían de ser vírgenes y seguirían siendo damas respetables.
Nosotras no nos habíamos preocupado por eso, mi padre agonizo casi un mes y hace unas semanas lo habíamos enterrado.
Ahora era la única joven del pueblo sin un esposo y con la luna aproximándose cada día más.

-Señora Ivanov. - Comenzó el pastor.

-Viuda, Pastor, viuda. - Interrumpió mi madre con un sollozo.

-Disculpe, se que estos meses han sido duros con la enfermedad de su esposo y su muerte pero descuidar un asunto como este es muy delicado, Lena siempre fue la joven más hermosa de Jarlem North y sus alrededores.

La afirmación del Pastor me dejó helada, quizá en otro momento me hubiera ruborizado, pero sus palabras eran todo excepto algo bueno. Muchas veces los hombres del pueblo pidieron mi mano en matrimonio, pero mis padres siempre me dejaban elegir y no acepte a ninguno por el simple hecho de no estar enamorada. Jamás me había enamorado. Quería casarme con alguien a quien amara y me amara. Ahora veía mi error y no había forma de solucionarlo.

-Por favor, Pastor Záitsev, ayudeme.-Suplique, necesitaba su protección ante los demonios que pronto invadirán todo Jarlem.

-Mi niña, mírate. Dios te dotó con mucha belleza.- Afirmó, colocando unos de mis mechones Castaños detrás de mí oreja.
Lo mire a los ojos, los suyos negros y llenos de simpatía y los míos azules y suplicantes.
Mi madre no había dejado de llorar y ahora no podía mediar palabra si quiera.

-¿Qué tengo que hacer?.- Solloce. Había escuchado lo que esas cosas le hacían a las mujeres. No se los desearía a nadie.

-Lena, solo puedes hacer dos cosas, la primera es yacer con uno de los hombres casados de Jarlem. - Mis ojos se abrieron con sorpresa, lo peor de todo era que de verdad lo estaba considerando.- Y la otra es que te ocultes desde el día de hoy bajo tierra. Para que tu aroma no sea reciente.

-Mamá. - Susurre, ella tenía la mirada baja y temblaba.

-Lena, Lena cariño. Esconderse no funcionará, por favor... - No termino de hablar ya que rompió en llanto.

-No.-Agradecí de que mi voz saliera firme y fuerte.- Me ocultare, ya verás que funcionará. No me voy a convertir en algo que me resulta repulsivo. ¿Donde puedo ir Pastor?

-Ve al sótano de los Lébedev, todos andan de caza en las afueras.

-Gracias, Gracias.- Murmure antes de tomar de la mano a mi madre y salir de la iglesia.

-No le digas a nadie donde estoy, mamá. Para todos los que pregunten me he ido lejos.

-Está bien, Lena. Te Amo.

-También Te Amo, Mamá.

La bese en ambas mejillas y luego en la frente, le di un fuerte abrazo y me dirigí a la casa de los Lébedev.

La casa de los Lébedev estaba muy descuidada, solo hombres vivían en ella pero se marcharon hace ya varios meses y nadie ha sabido nada de ellos. El mayor de los Lébedev había pedido mi mano pero su ego era mas grande que sus acciones. Sabía que no era un buen partido.
Ahora mismo me arrepentía de todas las veces en las que escuche a mi corazón decir "No, Elena, espera al indicado".

Busque la entrada secreta al sótano, estaba debajo de la mesa de la comida, llevé un poco de agua y pan con el cual podría mantenerme y me encerré. Rezaba para que no se enteraran de donde estaba.

La Mujer del AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora