Capítulo 5

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Fue dejando besos desde mi oreja hasta el comienzo de mis pechos, aun estaba vestida de mi cintura para abajo pero sabía que eso no iba a durar mucho. No se alejo de mi cuando, con sus propias manos, desabrochaba sus pantalones y se despojaba de su camino, dejando toda su desnudez a mi vista. Un calor intenso inundó mis mejillas, era al primer hombre que veía de ese modo, nunca imaginé que podría ser de este modo.
Se alejo de mi y se sentó en la gran cama.

-Desnudate, Mi Hermosa Luna.

Comencé a hacerlo lentamente, no a propósito, aunque el pareció disfrutarlo.
Una vez desnuda me llamo para sentarme en su regazo, su miembro palpitaba en medio de nuestros cuerpos y la humedad empapaba mi sexo, su toque enloquecía a mi cuerpo, lo deseaba aunque mi cabeza aún no lo aceptaba, Yo deseaba a este hombre. A este asesino.

-¿Porqué me llamas Luna?.- Pregunté realmente curiosa, el ahueco mis pechos y se relamio los labios. Por un momento creía que no me había escuchado.

-Es como un Alpha llama a su compañera de vida, a su Mate, su amor. El universo te hizo para mi y el destino se encargó de que te encontrará.

Lo mire fijamente y no pude evitar hacer otra pregunta, una que rodeaba mi cabeza desde antes de llegar.

-¿Cual es tu nombre?.- Sonrió de lado, era como si ya esperara esa pregunta.

-Mijail, Luna Mía. Tu dueño.

Me tomo en brazos robandome el aliento, me depósito en la cama, se colocó encima de mi y comenzó a dejar besos por todo mi cuerpo hasta llegar a mi feminidad y plantar un beso ahí para luego soplar suavemente.
Me retorci de placer y mordí mi labio.

-No necesitas nada mas, Mi Luna, estas lista para mi.- Susurro colocándose completamente encima de mi y mirándome a los ojos.

Y sin previo aviso comenzó a invadir mi cuerpo, lentamente. Beso mi marca y la mordió suave. Eso envío descargas de placer directo a mi centro, al lugar donde ahora estaba siendo exquisitamente invadida.

No hubo dolor, solo placer al sentirlo completamente enterrado en mi interior. En ningún momento dejo mis ojos.

-Oh dioses, es el paraíso. - Jadeó más para sí que para mi.

Comenzó a moverse, primero retirándose casi por completo para luego empujar duro en mi.
Sus penetraciones eran fuertes y eficaces, no hubo dolor, solo placer.
Arañe su espalda esperando a que continuará con su dulce tortura. Una amenaza silenciosa de que si paraba, lo mataría.

Un remolino de sensaciones invadió mi vientre, aumentando mi necesidad al punto del dolor.

-Di que eres Mía.- Gruño, podía sentir como el estaba conteniendo nuestra culminación.- Dilo. - Repitió esta vez mordiendo mi hombro, no lo suficiente como para romper la piel pero si lo justo para hacerme jadear.

-Soy Tuya.- Susurre mirándolo a los ojos.

-Eres Mía. Entregamelo todo.

Mijail cambio un poco su posición, llevándome al más alto extasis que alguna vez había conocido, su nombre fue arrancado de mis labios en un grito cuando sentí su semilla esparcirse en mi interior, alargando el placer. Entregandome nuevas sensaciones.

-Mi Luna, en cuerpo y alma.

Esas fueron las últimas palabras que logre escuchar antes de caer en la inconsciencia.

La Mujer del AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora