Capítulo 18

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Desperté aún muy aturdida, sentía el movimiento del caminar de alguien que me cargaba, cuando pude enfocar bien mi vista, reconocí al Alpha Oleg quien me cargaba en brazos mientras caminábamos por el bosque. Me removi en sus brazos pero solo logre ganarme un gruñido de su parte.

-No te muevas, humana. Estamos a punto de llegar con tu Mate.- Su voz denotaba desagrado, ¿Qué él no era amigo de Mijail?

Solté un suspiro, no podía creer lo que pasaba, ni siquiera pude visitar la tumba de mi madre. Aleje esos pensamientos de mi mente, no quería llorar frente a este desconocido.

No pasó mucho para que pudiera reconocer las casas de la aldea de Mijail, unos hombres que custodiaban los previos de su territorio corrieron a avisar de nuestra llegada, rogaba porque Mijail no estuviese fuera.
Llegamos a la plaza, yo aún en brazos del Alpha Oleg, todos los que estaban reunidos allí esperaban ansiosos al próximo movimiento de esté.

-Alpha Oleg.- Escuche la suave voz de Mijail antes de poder verlo, mi corazón martillo en mi pecho, quice bajar de los brazos de Oleg pero no me dejo opción más que seguir presa en su fuerte agarre en mi.

-Alpha Mijail.- Contestó casi amenazadoramente.- Tengo algo que se le ha perdido.- Se burló, Mijail se acercó más a nosotros y me miró a los ojos como diciendo Todo estara bien. ¿Porqué se veía tan preocupado? ¿Acaso no eran amigos?

-Te agradezco tu ayuda, amigo. Puedes entregarme a mi hembra.- Mijail trato de acercarse más pero los hombres de Oleg no se lo permitieron, pronto el ambiente se torno aún más tenso.

-No es tan fácil, amigo y lo sabes.- Gruño apretando más su agarre en mi.

-¿Cuál quieres que sea tu recompensa? Pide lo que sea, pero entregamela.- Podía sentir la súplica escondida en su voz, eso hizo que mi corazón se achicara y me hiciera amarle más.

-No soy tan joven y tan fuerte como antes, Mijail. Necesito un heredero para mi manada, pero ningún vientre resiste mantener a mi hijo. Entregame una de tus mujeres, todos saben lo fuertes y puras que son.- ¡¿Escuche bien?! Lo que él pedía era horrible.
El rostro de Mijail se contrajo en una mueca, podía decir que el estaba seguro de que el objetivo del Alpha Oleg siempre fue ese.

-No puedo decidir el destino de mis hembras y ya. Ellas se entregarán a ti voluntariamente, ¡¿QUÉ HEMBRA DESEA SACRIFICARSE POR TODA LA MANADA!?.- Lo grito tan fuerte que estaba segura que cada alma en el pueblo lo pudo escuchar.
Mijail observaba cada rostro fijamente unos segundos para dirigirse a otro.

Una pequeña joven de cabellos negros y unos enormes ojos verdes se acercó a donde estaba Mijail. Su cuerpo era pequeño y delicado. No tendría más de 18 años.

-Alpha, me ofrezco.- Mijail la observó detenidamente, casi esperando que no se retractara.
La decisión en su rostro me hizo palidecer.

-¡No!.- Grité, encontrando mi voz.- Mijail, es una niña.

Trate de soltarme pero el Alpha Oleg no permitió que me desprendierá de su agarre.

-Ella tomó su decisión.- Mijail siguió observándola, analizando su rostro jovial, ella no apartó la mirada. La tomó de la mano y la acercó a nosotros.
Mijail estaba tan cerca que podía oler su aroma, un aroma embriagador, un aroma que solo él tenía y me hacía que mis sentidos se revolucionarán.

El Alpha Oleg me soltó lentamente apreciando a su nueva adquisición, la joven era extremadamente hermosa, tan delicada como valiente.
Corrí a los brazos de Mijail y me escondí en su pecho. Él me cargo en brazos y olió mi cabello, aspirando fuerte.
Beso mi frente y me apretó más a él, haciendome sentir segura.

-El trato esta hecho, Alpha Oleg. Puede llevarse a su hembra.

El Alpha Oleg la tomó de la mano y guió con él de nuevo al bosque, la joven jamás bajo la mirada, admiraba su confianza y esperaba que El Alpha la tratara bien.

-¿Quien era ella?- Le susurre a Mijail.

-Su nombre es Galina, huérfana desde muy joven. Una excelente guerrera, hizo su último sacrificio por está manada, Siempre estaré en deuda.

Algo me decía que Mijail la conocía mejor de lo que quería admitir, pero dejaría que ese fuese su secreto.

Comencé a dejar besos en su cuello y el rápidamente se tenso.

-Lunaa.- Gruño, atrayendo mi atención a sus ojos que ahora estaban completamente negros.- Ha pasado tiempo, para o te montare aquí mismo.

Sabía que su amenaza era de verdad, solté una pequeña risita y le susurre lo más bajo que pude.

-Cumple tu amenaza, Mijail, pero no aquí.

Antes de que pudiese reaccionar, ya nos encaminaba hacia su casa... Nuestra casa, Mi nuevo hogar.

La Mujer del AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora