Capítulo 17

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Mi mente aún no podía creer lo que pasaba, el Alpha Oleg tenía sometido a Iván. Estaba segura de que el comenzaba a rendirse, su familia había muerto y ya no tenía nada por lo que vivir. Siempre admire eso de los Lébedev, su hermandad.
No me perdí el momento exacto en el que el Alpha Oleg arrancaba de un tirón la cabeza de Iván, acabando con él.
Me quede estática, ni siquiera podía parpadear, mis respiración estaba descontrolada por no decir como estaba mi corazón.
Lleve mis manos a mi vientre mientras retrocedía, Oleg se acercaba a mi en su forma de Lobo y aún se veía enojado.

-Alpha Oleg.- Agradecí el volver encontrar a mi voz, hasta mi cuerpo temblaba.

El lobo se detuvo y me miró a los ojos, en un abrir y cerrar de ojos estaba ante mi al mismo hombre que llego en mi rescate en el pueblo. Se miraba mayor que Mijail pero no restaba su atractivo.

-¿Cómo sabes quien soy, humana?.- Prácticamente escupió cuando dijo "humana".

-So-soy la Luna del Alpha Mijail.- Rápidamente su semblante cambio, en sus ojos ya no podía distinguir esas ganas de comer mi cabeza.

-¿Qué hacías con esos vampiros?.- De nuevo se mostró furioso, seguramente creyó que me había fugado con ellos.

-Me alejaron de Mijail. Por favor, lleveme con él, llevo a su hijo.- Mis palabras salieron tan rápidamente que estaba segura ni las pensé. ¿Porqué pedía regresar con él? Podía regresar al pueblo y buscar a mi mamá, pero algo me decía que mi vida ya no estaba allí.

-Ven aquí, humana. Déjame olerte.- Me acerqué a él lentamente, aún con temor.

Colocó sus manos en mis caderas y me atrajo hacia él, pego su nariz a mi cuello, cerca de mi marca y aspiro fuerte.

-No mientes, humana. Te llevare con él. No causes problemas.

Me tomo en brazos y regreso corriendo a Jarlem, muchos hombres, supongo que también mitad lobos, ya se encontraban alli. Junto con... ¡Otros habitantes del pueblo!

Trate de bajarme pero el Alpha Oleg gruño fuertemente, me tense. No quería molestarlo.

-Qui-quisiera ver si mi mamá es-esta bien, Alpha.- Me ponía furiosa el mostrarme tan débil ante este hombre, pero él era realmente intimidante.

-Date prisa y no te alejes demasiado, necesito que estés a salvo. Voy a cobrar bien este favor entre manadas.- De verdad que no sabia de que estaba hablando, pero en ese momento no me importaba, quería ver a mi mamá.

Cuando estuve en el suelo corrí en busca de ella o quizá alguien que la hubiese visto.

-¡DINA! ¡DINA!.- Grité lo más fuerte que pude, Dina vivía a nuestro lado y en ocasiones le ayudaba con su hijo, Yuri.
Con ella se encontraba un hombre joven y apuesto, estaba segura que era uno de los hombres del Alpha Oleg.
Ella al escuchar mis gritos se giro a verme, pero el hombre la tomó fuertemente del brazo y la giro frente a él, aprisionandola en sus brazos.

-¿Dina? ¡Sueltala!.- Sabía que exigirle algo a uno de ellos era imposible, pero lo que él le estaba haciendo estaba mal, ¡Ella estaba casada y tenia un hijo!

Dina me miraba con ojos suplicantes y llorosos.

-¿Qué sucede? ¿Dónde están Rustam y Yuri?.- Lo sabía, por su mirada lo sabía, pero tenia que escucharlo.

-Los mataron, Lena.- Sus mejillas se empararon de lágrimas y sus piernas flaquearon. Mis ojos se humedecieron y un nudo se formó en mi garganta.

-¿Quien lo hizo, Dina?.- Pregunté, él hombre que la sostenía en brazos no se había movido ni un centímetro y hasta podría decir que esto le encantaba.

-Los vampiros.- Respondió por ella.- Ya están muertos, su familia fue vengada, Yo le daré una mejor.

Lo mire a los ojos y pude ver la decisión en su rostro. Dina bajo la mirada y no dijo nada. ¿Acaso estaba de acuerdo?
Intente preguntar pero Dina respondió a mi pregunta no formulada.

-Se lo debo, Lena. Me entrego el placer de arrancarles su último aliento, ahora le pertenezco.- Su rostro no demostró ninguna emoción cuando hablo.

-Dina, Y-yo...

-Déjalo así, Elena. Es mi decisión.

La mire con simpatía y la abrace fuertemente, quizá fuese la última vez que la viera. Le deseaba lo mejor.

Camine sin rumbo en busca de mi madre y encontré al Pastor Záitsev, corrí donde estaba él y me recibió con un cálido abrazo.

-¡Pastor Záitsev, que gusto verlo!

-Elena, creí que nunca volvería a verte.

Al separarse de mi reparo en mi vientre abultado, pero antes de que hablara me apresuré a preguntar por mi madre.
Primero abrió sus ojos en sorpresa y luego tomó mi mano, ¡Dios, por favor, no!

-Elena, tu madre murió la mañana siguiente que pasaste en el sótano de los Lébedev, la encontramos en su habitación, ella durmió pero jamás despertó, Lena.

No lo podia creer, mi madre estaba muerta. Mijail ni siquiera me había llevado con él cuando ella ya estaba muerta.

Las respiración me falto y pronto vi negro...

La Mujer del AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora