Capítulo 16

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Habían pasado dos días desde que Iván me encerró en la casa de mi familia. Vampiros custodiaban la entrada y me lanzaban amenazas cuando me entregaban la comida. Hasta ahora la visión de la anciana no se había cumplido, ni h ni el Alpha de la manada amiga de Mijail venían en mi rescate, quizá aún no sabían donde estaba. Iván Lébedev no me había visitado todavía, el no saber cuando llegaría a por mí me volvía loca. Su amenaza no fue en vano, estaba segura.
Mi vientre comenzaba a abultarce y también sentía como mi cuerpo comenzaba a prepararse para amamantar a mi bebé, mis pechos dolían y se sentían muy pesados.
Mi hijo estaba creciendo muy rápido, pero Mijail me explico que era normal en el hijo del Alpha.

Quería salir pero temía encontrarme con Iván y que recuerde su amenaza. Aun no sabia nada de mi madre y la angustia me mataba, estaba viva pero quien sabe por cuanto, yo podía escuchar a los vampiros de afuera hablar sobre su hambre y necesidad de las personas del pueblo.

Comencé a caminar por mi antigua habitación como un animal enjaulado. Desesperada por salir y al mismo tiempo, deseosa de que los Vampiros simplemente se marcharán y me dejaran abandonada para siempre aquí. En mi hogar.

Un golpe fuerte en la puerta principal me detuvo en seco.

Era Iván, lo sabía.

—Elena, no creíste que me había olvidado de ti, ¿O si?.— Tenia un sonrisa en su rostro y una mano en el comienzo de su pantalón. Retrocedi lo más que pude hasta chocar con el dosel de la cama.

—¿Ansiosa?.— Preguntó, se estaba burlando de mi.

—Aléjate, Iván. Por favor, nos harás daño.

Abrace mi vientre, protegiéndolo de él. Siguió mis movimientos y al llegar ahí, una expresión de asco se reflejo en su cara.

—Yo me desharé de él, Mi pequeña Lena.

Se acercó a mi tan rápido que ni siquiera puedo recordar verlo moverse. Me empujó con dureza a la cama mientras se tocaba a él mismo sobre su pantalón.

—Al fin, Dulce Lena. Hubiese sido por las buenas pero me rechazaste, para luego dejarte preñar por un perro. Pero que estúpida.

Volteé el rostro y cerre los ojos, tenia mucho miedo y realmente, no habría mucho que hacer. Pues aunque luchará o no, Iván me asesinaria igual.

Pero antes de que me pudiese tocar, una voz fuerte y amenazante resonó en la habitación.

—Vampiro. Deja a esa humana.— Era un hombre grande, aún más que Mijail, con el cabello largo y negro y unos ojos del mismo color.

—¿Quién eres? Vete, o te mataré.— Escupió Iván al desconocido.

—Alpha Oleg, monstruo. Quien te asesinará así como a tus hermanos.

Al terminar de hablar el Alpha, la expresión de dolor de Iván no podía describirse de ninguna forma posible. Los había perdido y estaba más que destrozado.

—¿Que has hecho?.— Preguntó Iván con incredulidad.

—Mi manada y yo los hemos acabado. Tu serás el siguiente.

Sin decir más, Iván corrió hacia el Alpha Oleg quien rápidamente se transformó en un enorme lobo negro, lleno de cicatrices de viejas batallas y dientes amarillos ansiosos de sangre.

Atravesaron las paredes hasta llegar a las orillas del bosque, Iván lanzaba golpes con mucha precisión pero no eran rival para el Alpha Oleg quien se lanzó sobre él, derribandolo en el suelo. Haciendo que Iván se quedase sin aliento.

La Mujer del AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora