Capítulo 9

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La ceremonia no fue como algo que hubiese visto antes. Mijail iba muy sencillo pero elegante. Ni siquiera había alguien que dijera las palabras nupciales como yo estaba acostumbrada, no se decía nada religioso, Éramos sólo Mijail y Yo, con muchas personas como testigos. Al parecer las bodas de los hombres lobo consistían en nada más que una promesa de amor eterno y compromiso entre la pareja, por suerte Polina me había explicado que era lo que tenia que decir.
Mijail tomó mis manos y las beso suavemente, se giro hacia la multitud y lo que dijo me dejó sin aliento.

-Mi pueblo, conozcan a su Luna, por fin los dioses han escuchado nuestras súplicas, Mi querida Elena, Mi Luna, te has robado mi corazón y mi alma, tu belleza no se compara a la de ninguna otra mortal. Eres Mía como Yo soy Tuyo. Rezare todas las noches a Freya por la fertilidad de tu cuerpo, serás las madre del próximo Alpha de nuestra manada. Mi hijo. Cada hombre o mujer Antepondrá tu vida por la suya. Te entregaré todo de mi hasta que Odin se lleve mi alma.

Luego de que término, me gire Yo y me enfrente a la multitud de persona, me encontré con muchas miradas incredulas y ceños fruncidos. ¡Vaya! Ya tenía admiradores...

-Mi Alpha, Acepto todas las responsabilidades que en mi descansan ahora, seré una buena Luna y prometo cumplir con mis obligaciones. Soy tuya en cuerpo y alma. Desde hoy hasta que mi alma sea llevada al Folkvang.

Y sin mediar palabra, Mijail unió, por primera vez, nuestros labios en un apasionado beso. Su aliento era fresco y amentolado, sus labios carnosos y suaves, su beso era lento pero exigente.

Cuando se separo de mi, nuestras respiraciones eran agitadas y nuestros labios estaban hinchados. Mi atención se fijo en su mirada que ahora estaba completamente oscura.

Me tomo en brazos y nos dirigió a su casa, nadie se atrevió a verlo a la cara mientras íbamos pasando, Mijail era muy temido. Quizá podría cambiar eso.

Llegamos a la habitación, Mijail me dejó suavemente en la cama y se colocó a Horcajadas de mi sin dejar caer totalmente su peso, podía sentirlo latir aún con todas nuestras ropas de por medio.
Abrí mis piernas lo más que pude provocando una sonrisa en su rostro. Levantó la falda de mi vestido e hizo fricción en nuestros cuerpos, no pude detener el Jadeó que escapó de mi.
Se apoyo en un brazo y susurro en mi oído muy lentamente.

-Mía, hoy serás Mía, cada parte de ti.- Sus palabras me atemorizaron como también dejaron a mi cuerpo aún más sensible.
Sentí los fluidos de mi feminidad empapar mis muslos.
Mijail aspiró fuerte y sonrió.

-¿Ansiosa?.- Murmuró mirándome a los ojos.

-Si.- Susurre, cerrando mis ojos con fuerza y clavando mis uñas en su espalda.

El comenzó a arrancar la ropa de su cuerpo, dejando sólo arapos por toda la habitación, mi vestido tendría el mismo destino si no le hubiese detenido.

-Espera, espera Mijail.

Mijail se levanto de la cama mientras yo me incorporaba, comence a quitármelo delicadamente, Mijail gruño fuertemente captando mi atención.

-Algún día mi hija lo usará, Mijail.

Su mirada paso de ansiosa a totalmente suave y tierna, lo observe confundida, hace un momento estaba muy acalorado y ahora me encontraba sin ninguna prenda y él no dejaba mis ojos con expresión soñadora.

-Mijail, ¿Qué sucede?.- Pregunté, ¿Qué le pasaba? Estaba empezando a asustarme.

-Mi Elena, escucharte decir eso hace que me acelere el corazón.
Déjame amarte.- Susurro tumbandome en la cama y besando cada centímetro de mi cuerpo.

Esa noche, Mijail amo mi cuerpo, lo adoro. No había rastro de la lujuria con la que comenzó la noche. Solo amor. Y estaba segura que esa, esa sería la noche en la que cambiaría todo para los dos.

La Mujer del AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora