Eris FarreraCuando llegamos a mi casa le agradecí a Walter y se marchó. Entramos a la casa y por suerte no había nadie en la sala. Subimos a mi cuarto y después baje para avisar a mi padre que ya estaba en casa. Me cuestionó el hecho del porque había vuelto antes de lo previsto y tuve que inventar una excusa, le dije que la fiesta estaba muy aburrida y por eso no decidí quedarme. También me aseguré de no ser molestada. Le dije que no bajaría a cenar porque había comido algo en la fiesta y me había caído mal en el estómago, así que me acostaría temprano para descansar. Mi padre creyó todo lo que le dije y volví a mi habitación. Mi madre aún no regresaba de su trabajo así que me ahorre el hecho de mentirle también a ella. Ya mi padre se encargaría de contarle todo cuando llegará. Lo único que me importaba en esos momentos era volver con Luna y estar para ella.
—Necesitaremos informar a tus padres que esta noche te quedarás en mi casa —le dije una vez que volví a mi habitación—. O si no quieres quedarte le diré la verdad a mi padre y le pediré que te lleve a casa —añadí.
Todo con tal de que no hacerla sentir más incómoda. Pero mi interior deseaba que dijera que quería quedarse conmigo. Quería mantenerla cerca.
—No es necesario llamar a mis padres —pronunció segura.
—¿Segura? —de todos modos cuestioné.
—Si —emitió—. Y sí me quiero quedar está noche —añadió mirándome con nostalgia.
Por unos segundos dude en si lo que estábamos haciendo no traería más problemas pero en verdad no quería alejarme de ella.
—Esta bien —termine cediendo—. ¿Tienes hambre? —pregunté.
Quería hacerla sentir cómoda para compensar el mal rato que había pasado en la fiesta.
—No. Solo tengo sueño —exclamó junto a una sonrisa exhausta.
—Bueno pues tendremos que compartir la cama —le informe con algo de timidez.
—No tengo problema con eso —discrepó sonriendo.
Asentí y la vi quitarse las zapatillas para luego meterse en la cama. Fue una sensación nueva y extraña cuando la vi recostada en mi cama y saber que dormiríamos juntas. Imite su acción y me acosté junto a ella. Su brazo rozando el mío hizo qué mi piel se erizara en segundos. Por unos segundos ninguna mencionó nada. Simplemente mirábamos el techo, quizás esperando a que algo más pudiera suceder esa noche.
—Gracias por creer en mi y defenderme —expresó sin más.
Ladee un poco la cabeza y ella estaba viéndome. Sus ojos brillaban o eso parecía y estaban un poco hinchados por haber llorado, su cabello a sus costados cubría parte de su mejilla. Esa fue la primera vez que me permití admirar todo lo que ella era. Y todo lo que pude observar me gustó más de lo que creía.
—Siempre te defenderé sin dudarlo ni un solo segundo —le prometí con una amplia sonrisa saliendo del embelesamiento de su belleza.
Y cuando pude ser consiente de mis acciones vi mi mano acariciar su mejilla. Asustada quite rápidamente mi mano. En mi cordura sabía que eso no estaba bien y podría hacerla sentir incómoda o eso pensaba. Luna me sorprendió tomado mi mano y llevándola nuevamente a su mejilla.
—No dejes de hacerlo —me pidió mirándome a los ojos. Sonó más como una súplica y yo no tenía problema con volver hacerlo.
Por unos segundos hice lo que me pidió. Mis ojos fijos en los suyos diciendo todo lo que nuestra boca no era capaz de decir. Cuando deje de hacerlo me sonrió. Y su sonrisa fue un alivio para mí atolondrado corazón que dolía cada vez que la veía triste. No pedía más que su compañía junto a su sonrisa pero lo que hizo después fue como acogerme junto a ella en una sola caricia. Lentamente dirigió su mano a mí mejilla, quizás con temor de que la rechazará. Al primer contacto de uno de sus dedos supe que era algo que había deseado siempre. La sensación era tan anhelada, cálida, y placentera que hizo que mi corazón de desbocara en seguida. Latía cómo nunca. No quería que dejara de hacerlo, el tacto era tan suave, delicado y placentero que podía acostumbrarme a ello durante toda mi vida.
La sonrisa se escapó de mis labios y ella sonrió también.
Ella era feliz, y yo era más feliz al verla sonreír.
Fuimos felices.
Supe que la quería junto a mi para siempre, y no imaginaba una vida sin ella.
—Eris —mencionó mi nombre. Y para mí era un completo agasajo escuchar mi simple nombre en su voz.
—¿Si? —emití en un susurro sin dejar de observarla. No quería perderme ni un un solo gesto suyo.
—¿Esta mal si siento que te quiero más que a todo lo que tengo? —me soltó.
Dejo de acariciar mi mejilla y esa confesión hizo que el tiempo se detuviera y pensar que solo existimos ella y yo en mi habitación.
—No esta mal si yo siento lo mismo por ti —confesé también.
—¿Me quieres? —me preguntó cómo si le fuera difícil creerlo.
—Te quiero Luna. Te quiero para toda la vida —le dije y no decía nada más que la verdad.
Quería tenerla para siempre.
Lo que pasó después de soltar esas palabras fue como magia, como un sueño, como algo difícil de creer, imposible de explicar con una sola palabra como lo es.
Un beso.
Un ligero contacto de sus labios con los míos, y cuando se separó sentí que necesitaba más de ellos cuándo ya no pude sentirlos. Deseaba con todo mi ser volver a sentir esa sensación por más tiempo. Era un anhelo imposible de ignorar así que hice lo que todo mi ser pedía a gritos.
La bese.
🍪🥛
My firs kiss 💌
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NO LEAN MI DIARIO
Ficção AdolescenteSe supone que un diario es únicamente para ti, por lo tanto nadie más debe leerlo. Eso pensaba cuando empecé a escribir en el, pero ahora que no sabía que rumbo iba a tomar mi vida quise que alguien mas lo leyera. Y esa persona elegida fue ella.Quer...