Eris Farrera
Las fiestas en su mayoría jamás fueron de mi agrado, demasiada gente, adolescentes alcohólicos o ingiriendo otro tipo de sustancias, chicas groseras con el ego por la nubes, chicos acosando a la primera chica que se topen, no hablo en general pero si que hay de esas situaciones. Hacía mucho tiempo que no iba a una. Pero las veces que fui por presión de Rita y Alaina. Aunque debo confesar que tampoco estuvo fatal, los juegos y otras actividades fueron divertidas. Aveces es bueno ver y hacer algo que te saque de la monotonía.
—¿Vas a salir? —escuché preguntar a mi padre mientras me observaba desde la puerta de mi cuarto.
—Si —le respondí. Estaba un tanto sorprendida porque no era normal verlo en casa. Supuse ese día fue su descanso.
—¿Pediste permiso? —frunció el ceño tan desconfiado como siempre.
—Le comenté a mamá —respondí. Y temí que el me negara el permiso.
—No quiero que llegues tarde te estaré esperando. Hoy no iré a la oficina —demandó cruzado de brazos y conocía ese gesto. Significaba que tenía más por decir.
—Si está bien —asentí.
—Escucha Eris se que no siempre tengo tiempo de platicar contigo pero hay cosas que debes de saber ahora que ya no eres una niña. El mejor consejo que te daré como padre es que no eches a perder tu vida por enamorarte de un hombre que quizás lo único que busca es divertirse contigo. Tu hermano me ha comentado que te ha visto rara estos días y además has estado saliendo muy seguido. Espero y todo eso no se deba a ningún chico —recalcó esa palabra—. Tu hermano tiene el deber de estar al pendiente de ti mientras tu madre y yo trabajamos así que te estará vigilando para que no te salgas del buen camino —fue directo. Así era mi padre. Te decía las cosas sin dar tantos rodeos.
—No estoy saliendo con ningún chico —le aclare.
Y era la verdad, tampoco era que me gustará alguno. Más bien estaba descubriendo lo que realmente me gustaba, pero eso no podía mencionarlo.
El asintió pero de algún modo quería confirmar lo que le decía.
—Tu hermano puede llevarte en mi coche —sugirió. Y no era precisamente porque quería ser amable.
—No es necesario papá —me negué.
—Bien entonces te llevaré yo mismo y te recogeré antes de las 9 — demandó con autoridad.
Y eso era lo que menos me hacía gracia, hubiera aceptado su primera opción. Quise negarme de nuevo pero con el no había vuelta de hoja. Terminé de vestirme y baje a la sala para avisarle que ya era hora. Le di la dirección y me llevo. Cuando aparco el coche frente a la casa me recordó lo anterior.
—Antes de la 9 vendré por ti. No me hagas esperar o entraré por ti —tajó con autoridad.
—Si papá —le respondí sumisa.
No quería llevarle la contraria y hacerlo enojar, cuando mi padre se enojaba se convertía en alguien muy controlador.
—Nada de alcohol ni mucho menos drogas Eris —me recalcó apuntándome con el dedo.
Me límite a asentir con la cabeza y me despedí.
Cuando entre a la casa de inmediato supe que no era precisamente una fiesta de pocas personas como me había dicho Alaina. Un poco desorientada por no saber a dónde ir me quedé parada justo en la entrada esperando ver a alguien conocido. A los pocos minutos Alaina vino a mi encuentro, tan animada como siempre, supuse ya había empezado a beber unos tragos. Llevaba puesto un vestido corto en color rosa de una tela sedosa y sin tirantes, zapatillas plateadas y se había ondulado el cabello. Su maquillaje era en tono rosa y morado, al verla la compare con la muñeca de Barbie. Por mi parte había optado por pantalones holgados, una playera negra y mis converse favoritos, el cabello suelto y nada de maquillaje. Más que simple. Eso sí, me había bañado y eso contaba mucho según yo. Imaginé lo que mi madre me hubiera dicho si me hubiese visto así llendo a una fiesta.
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NO LEAN MI DIARIO
Fiksi RemajaSe supone que un diario es únicamente para ti, por lo tanto nadie más debe leerlo. Eso pensaba cuando empecé a escribir en el, pero ahora que no sabía que rumbo iba a tomar mi vida quise que alguien mas lo leyera. Y esa persona elegida fue ella.Quer...