Capítulo 17 Chico salvación

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Eris Farrera

—¿Qué es todo este alboroto? —escuche decir a una voz que recordaba muy bien.

El chico tenía la expresión sería, confundida y en cuanto me vio supe que todo estaría bien. Su expresión se suavizó. Se trataba de un viejo amigo. Walter uno de los primos de Alaina y dueño de la casa en la que nos encontrábamos. Conocí a Walter casi al mismo tiempo que había conocido a Alaina, aunque era dos años mayor que nosotras y durante la etapa de secundaria Alaina me molestaba con el hecho de que según Walter estaba enamorado de mi, cosa que durante el tiempo que logramos convivir nunca pude comprobar porque el chico nunca me dio una sola señal. Lo recordaba como el chico vanidoso pero amable el chico era apuesto y popular así que nunca creí en las palabras de Alaina y ella se aburrió y terminó dejando aún lado sus suposiciones una vez que lo dejamos de ver.

—Eris —el chico mencionó mi nombre Hacía tiempo sin vernos. Así que era sorpresivo para ambos. Por mi parte le dedique una media sonrisa.

—¿Estás bien? —añadió viendo a su alrededor.

—Claro que no está bien. Esas chicas quieren romperle la cara por algo que no hizo —la rubia bufó. Alaina hablo con desdén hacia las chicas ya que estando su primo allí se sentía protegida.

—Nadie va a romperle la cara a nadie y menos estando en mi casa —el chico frunció el ceño.

Y al escuchar eso las chicas parecieron entender que no había nada más que hacer y salieron de ahí tan pronto como pudieron. No sin antes mirarnos con desprecio. Poco a poco las demás personas que nos rodeaban se fueron dispersando y solo quedamos los cuatro. Creando un círculo confidencial. Walter, Alaina, Luna y yo . Luna seguía nerviosa y parecía incómoda, no había dicho ni una sola palabra. Y sostenía con fuerza el agarré de mi mano.

—Tranquila no te va a pasar nada —Walter se inclino un poco para hablarle a Luna y le ánimo con un ligero apretón de hombros.

—Tenemos que irnos —empecé a despedirme.

Agradecí que Walter no hiciera preguntas sobre lo que había pasado y simplemente decidiera protegernos. Además no quería exponer a Luna ante otro desconocido para ella.

—Las llevaré a casa —ofreció el chico—. Mi auto está afuera las llevaré y no aceptaré un no cómo respuesta. Es peligroso que se vallan solas o esas chicas podrían estar allá afuera esperando por ustedes —demandó.

Y ciertamente sus dos hipótesis tenían posibilidad de pasar. No lo dude más y acepté.

—¿Alaina vas con nosotras? —Walter le pregunto.

—No. Me quedaré otro rato —le respondió la rubia.

—Esta bien te quedas a cargo de la casa junto con Dylan que a de andar por ahí —Walter espetó con algo de desconfianza.

—Claro confía en mí —la rubia le sonrió.

—Bueno vámonos —el chico hizo un ademán para que lo siguiéramos.

Pero antes de irnos la Alaina se acercó a Luna y la abrazo.

—Todo está bien ok. Esas chicas son unas estúpidas —escuché que le susurró al oído.

Luna apenas y pudo asentír con la cabeza, aún seguía muy consternada por lo que había pasado.

Me despedí de Alaina y seguimos a Walter, subimos a su auto que estaba aparcado en la acera frente a la casa. Luna optó por ir en la parte trasera y supuse quería un poco de privacidad. Así que me subí en la cabina junto a Walter. En el trascurso del camino todo era silencio, uno un poco incómodo hasta que Walter pareció percatarse de algo.

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