Luna Grace
—No tienes que preocuparte por lo que pasó en la fiesta. Te prometo que iremos a una donde bailemos toda la noche, bebamos alcohol si es que deseas y nos divertiremos cómo nunca —me dijo con entusiasmo.
Y en esos momentos en lo que menos pensaba era en el incidente de la fiesta. Eris tenía el poder de hacerme olvidar hasta mis más grandes temores.
Esa noche nos quedamos hablando hasta la madrugada, entre risas y más confesiones. Fue una de mis mejores noches. Y el día siguiente fue uno mucho mejor. Nos levantamos muy temprano y salimos de su casa, Eris tenía algo de dinero y dijo que con eso era suficiente para comprar comida y otras cosas que necesitáramos. El plan era pasar el día juntas. Iríamos al salón abandonado y allí comeríamos y pasaríamos el resto del día. Ambas sin el permiso de nuestros padres. Para Eris era todo un riesgo desobedecer las reglas de su casa. Ya me imaginaba el escándalo que harían sus padres cuando se percataran de que no estaba en casa. Eris dijo no importarle las consecuencias de su escape con tal de pasar el día conmigo. Sonreí cuando la escuché decir eso. Era como si supiera que ella haría todo por mi y yo por ella también. En mi caso lo que pudiera pasar con mi madre cuando se diera cuenta de que no había vuelto a casa me tenía despreocupada, y más porque sabía que el estaba de viaje.
En esos momentos no quería pensar en ellos, quería pensar que solo éramos ella y yo. Nada más. Cómo si el salón abandonado junto al callejón fuera nuestro pequeño mundo donde solo podíamos entrar ella y yo. No necesitábamos a más gente si solo nosotras dos éramos felices.
—¿Aún me queda algo de dinero si quieres que compremos otras cosas? —Eris preguntó.
Sonreí al escucharla. Se veía tan tierna preguntándome eso. Es que habíamos comprado tantas cosas que sentía que ya no me cabía nada más en el estómago.
—Creo que fue suficiente —le respondí señalando el montón de envolturas de todo lo que ya habíamos comido.
Y ella me sonrió. Por un momento me sentí mal por ella porque había dicho que ese dinero era de sus ahorros y quizás tenía planes para comprar otra cosa que necesitará.
—¿Por qué pusiste esa cara? —me preguntó ceñuda.
Y lo preguntó porque en verdad me sentí mal, por qué había gastado sus ahorros para compartir conmigo.
—Gastaste todos tus ahorros —le dije.
—¿Y cuál es el problema? —me cuestionó como si no le importara ese hecho.
—¿No te arrepientes? Quizás tenías planes para comprar algo realmente importante —mencioné con algo de pena.
Eris hizo una expresión confusa y divertida a la vez.
—Cuando se trata de ti no me arrepiento de nada —me soltó—. Y no te preocupes por el dinero solo disfrutemos este momento —me pidió tomando mi mano. Accedí a tomar la suya y con un leve movimiento hizo que me levantará junto con ella.
—¿Sabes bailar? —me preguntó.
—Nunca lo he hecho —confesé nerviosa al sentir su mano en mi cintura. Mi mano izquierda la puse en su hombro y la otra la tomo con su otra mano para subirla en el aire. Nos acoplamos tal y como había visto que lo hacían otras personas. Ahora solo quedaba empezar a mover los pies.
—¿Y tú? —le pregunté curiosa.
—Tampoco —admitió entre risas.
—Bueno entonces aprenderemos juntas —exclame con algo de duda porque no me consideraba buena para mover los pies. Y menos si estaba nerviosa. Eris comenzó a moverse y trate de imitar sus movimientos sin pisarle los pies. Ese era mi temor.
—Solo relájate —me dijo en un susurro.
Y eso fue lo que hice. Quizás no había música de fondo pero cuando cerré los ojos y me deje llevar imaginé que si la había, incluso imaginé que bailábamos junto a otras personas y mucha más gente podía vernos. Después de eso todo fue sincronización, nuestros cuerpos se adaptaron el uno con el otro. Los pasos de baile fluyeron cómo si nuestros pies fueran expertos. Cosa que nos sorprendió a ambas cuando fuimos consientes del suceso.
—¿Dijiste que no sabías bailar? —me dijo.
—Tu dijiste lo mismo —le recordé.
—Bueno eso creía —se encogió de hombros divertida—. ¿Te cansaste? —me preguntó aún sosteniéndome.
—Aun no —respondí.
—¿Quieres seguir?
—Sí —respondí al tiro y ella sonrió.
Seguimos en eso unos cuantos minutos hasta que realmente ya nos sentíamos cansadas.
—Te imaginas que en un futuro podamos comprar este lugar y darle vida —le dije mirando las ruinas del salón abandonado.
—No me imagino. Lo compraré y le daré una remodelación muy bonita —prometió tan segura de sus palabras—. Será nuestro —añadió.
Le sonreí y me atreví a abrazarla. Correspondió mi abrazo y cuando nos separamos tomo mi rostro entre sus manos. Dudo y dudo. Y eso me hizo sentir atrevida. Me acerque a su rostro y alcé el mentón hasta que mi nariz rozo con la suya, cerré los ojos y espere a que se atreviera.
Y lo hizo.
Nuestro tercer beso sucedió de la manera más romántica que hubiera podido imaginar.
Nunca había besado a nadie y me alegraba que ella fuera la primera en hacerme experimentar tal sensación.
—¿Fui tu primera vez? —quise saber.
Me sonrió en los labios.
—Lo eres —me confirmó.
—Me alegra serlo. Es todo un honor señorita Farrera —comenté con halago.
—El honor es todo mío —rebatió.
—Eris. Promete que pase lo que pase siempre creerás en mi —le pedí de pronto.
—Lo prometo —asintió sin dudarlo.
¿Y porque le había dicho eso?
Porque sabía todo lo que se avecinaba. Tenía que prepararla para cuando él se decidiera a incluirla en sus planes, ahora que habíamos decidido estar juntas.
La tarde cayó y debíamos regresar aunque no quisiéramos. Nos despedimos con pesar y cada una tomo su rumbo.
—Nos vemos mañana —le dije.
—¿Puedo acompañarte a casa? —ofreció.
—No es necesario —negué.
—Esta bien hasta mañana —no le quedó de otra que ceder.
Asentí sonriendo y me encaminé. No había caminado ni media cuadra cuando la escuché.
—Luna —gritó para que me detuviera y la viera.
Y lo hice.
—Te quiero mucho —gritó también.
Al hacerlo llamó la atención de la gente que iba pasando a su lado.
—También te quiero mucho —me animé a gritar sin importar si las demás personas nos escuchaban.
Que más daba si la gente escuchaba. Solo era una muestra de afecto como cualquier otra.
🌻
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NO LEAN MI DIARIO
Ficção AdolescenteSe supone que un diario es únicamente para ti, por lo tanto nadie más debe leerlo. Eso pensaba cuando empecé a escribir en el, pero ahora que no sabía que rumbo iba a tomar mi vida quise que alguien mas lo leyera. Y esa persona elegida fue ella.Quer...