-¿Cien por cien seguro que lo llevas todo?
-Sí, Sirius, estoy totalmente seguro.
-Escríbeme esta noche si se te olvida algo. Ven, dame un abrazo...- Los dos se abrazaron- Te voy a echar de menos, cachorro. Haz caso a Severus, y no le hagas de rabiar.
-¡Pero si yo me porto bien!
-Y un rábano te portas bien, James Potter Segundo- Frunció el ceño sin poder evitarlo al escuchar nombrar al mayor hijo de perra que había conocido nunca junto con su propio padre- Va, vete o perderás el tren. Dale saludos a los chicos de mi parte.
-Lo haré. Te veo esta noche, Severus.
Cuando el tren partió un pequeño olor como a pescado le llenó la nariz. Sirius estaba triste- ¿Estás bien?
-Sí... Es solo qué...- Llevó las manos a su vientre- Tengo algo de cosa... Miedo... A que no podamos despedir nunca a nuestros propios hijos en el andén...- Ella le miró con unas pequeñas lágrimas en los ojos que luchaban por no salir- Se que es egoísta, tengo... Tenemos... A Harry, pero aún así...
Pasó su mano por la espalda, para darle algo de confort. No estaba en su naturaleza, y por supuesto, no le iba a decir nada reconfortante dado que seguramente no haría nada por ella- Volvamos a casa.
El paseo con el aire fresco veraniego londinense le sentó bien a la mujer y para cuando volvieron a la mansión, ella ya estaba mejor.
Revisó su maleta y su arcón varias veces. Cerciorándose de que no olvidaba nada a pesar de que volvería los fines de semana que no tuviera guardia, tal y como hacían todos los profesores y trabajadores que tenían familia. Además, hacía un par de semanas que había tenido su celo y había estimulado la glándula de su mujer para que tuviera el suyo por lo que probablemente antes de Octubre estaría en casa para pasarlo con ella.
Lo mismo para el cumpleaños de Sirius en Noviembre, ya se gestaría su hijo en su vientre.
-¿Ya has acabado de revisar la maleta por doceava vez?- Le dijo la mujer caminando tras de él.
-Algunos somos meticulosos y concienzudos, otros... No tanto.
-Qué cosas tan malas me dices, Severus. Al final, me ofenderé y todo, fíjate- Le dijo con humor.
-No te he nombrado específicamente, no es mi culpa que te hayas sentido insultada.
-No uses truquitos mentales de Slytherin conmigo, Severus. O me obligarás a usar los míos de Gryffindor...- Dijo muy segura, casi como si estuviera dando un discurso.
-Tu truco de esperar a que me gire para hechizarme o alguna de tus tonterías, no funciona conmigo. Trato con osados y descerebrados Gryffindor nueve meses al año, las 24h. Igual que con inteligentes pero tontos Ravenclaw, arrojados pero sosos Hufflepuff y astutos pero arrogantes Slytherin. Me conozco todos los trucos habidos y por haber.
-Creo que este no te lo sabes...
-De verdad, que pesada eres...- Al final se giró para toparse a su esposa desnuda frente a él, con su anillo de bodas como única prenda, aparte de perfume floral y una coqueta sonrisa.
-¿A que este truco no te lo sabías?- Ella le cogió de la mano dado que se había quedado en el sitio. Estático. Quieto- Ven, querido marido mío, vamos a la cama a que me enseñes esos trucos tuyos de Slytherin...- Dijo con una voz marcadamente sexual. El olor afrodisíaco le llenó la nariz con fuerza.
Ella se puso de puntillas para alcanzar a besarle y atraerle, y él no se negó, cogiéndola de la cintura, su lengua invadió la boca de ella, y la respuesta de la fémina fue atraerle del pelo y besarse con más hambre.
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Sirius, la Omega
Romance#FemaleSirius Levantó una ceja- Repite despacio, Black. -Solo digo, qué si quieres ser mi Alfa.