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Infamias

Recuerdo que me hizo eso, ellas también.

Me condujo por unas habitaciones, pensé que me dejaría quedarme a descansar ahí, no lo hizo.

Me arrojó al colchón lila de la habitación.

- desvistete- me ordenó
- no lo haré
- lo harás más sencillo para ellas
- ¿de que habla?
- oh ya ha llegado

Una puerta abrirse fué lo que delimite, y caí rendido sobre el colchón.
Me quitaron la camisa, jugaron un poco con mi corbata y rozaron su lengua todo lo que quisieron sobre mí.

Abrieron mis pantalones y me quitaron los zapatos.
Me levanté y le sujeté de las muñecas para que se detuviera, no le dije nada, no pude decir nada.

Ella forcejeó y al retirarse cayó al suelo llorando, la dejé que revolviera todo este asunto, no hice nada.

Mi cuerpo se inmovilizo y empecé a sentir punzadas por todas partes. Su compañera liberó una daga y me la clavó en el abdomen, yo solo pude gritar y morderme los nudillos para calmar mi agonía.

La otra contestaba a llamadas telefónicas mientras me torturaban, sentí mi sangre llegar al suelo a temperatura caliente.

Traté de ponerme la camisa del suelo, no pude hacerlo. El Mayor ya había entrado al salón y me abofeteó.

- eres un imbécil si no puedes soportar esto
- dijiste que aceptabas el trabajo- exclamó Patrick
- eres un idiota si crees que te dejaré morir aquí- escupí a sus pies manchando sus zapatos de sangre

El Mayor me miró indignado y me pateó en el abdomen de nuevo.

- eres un imbécil, ahora me da igual si te mueres o no, pudrete si quieres

- escucha, tienes dos opciones- dijo Patrick levantando dos dedos- quedarte aquí y morir por nuestra causa, o ir a la cama a descansar y morir por la de ellos, tú decides eso

No entendí de lo que hablaba.

- responde- dijo el Mayor
- hazlo, ¿quieres que te ayude a hablar?
- está bien... prefiero... morir por ustedes- susurré
- ¿que fué lo que dijiste?- preguntó Patrick
- ¡que prefiero morir por su causa!
- bien, ha entendido- señaló el rubio al mayor
- ahora trae a los otros, deben divertirse con él
- si mi señor- Patrick se inclinó ante él y salió tras sus espaldas

Cerré los ojos inclinándome en el suelo, quería dormir.

Después llegaron cinco a verme, necesitaba salir y no pude.

No saludaron, no dijeron nada a comparación de los otros, me tiraron al suelo y uno de ellos me esposó las manos.

Bajó mi cinturón al suelo mientras se mordía los labios y dejó que sus acompañantes cerraran la puerta quedándose afuera.

Él me reclinó en el suelo, introdujo sus manos en las hebras de mi cabello sudoroso y me besó la frente, bajó a mi nariz y después al pecho.

Me dejó marcas después, deslizó el cierre de mis pantalones sin quitarlos. Yo le patee.

Él no se inmutó, manoseo dentro de mis pantalones abiertos.
Yo jadee diciendo que se detuviera, pero la culpa me atraía hacia ella porque en verdad sentía placer.

Él se dió cuenta, me miró con una sonrisa retorcida y abrió mis piernas, se acomodó en medio de ellas mirándome debajo de él.

- date la vuelta- susurró
- déjame- murmure cerrando los ojos
- date la vuelta
- yo... no puedo hacer eso
- date la vuelta

"El castaño" (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora