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"Regalos para ella"

Lucas tocó la puerta diciendo que me diera prisa.
¿Qué buscaban conmigo ahora?

Salí de la habitación vestido con mi traje negro y con un abrigo guinda sobre los hombros, me coloqué un sombrero negro que había dejado de usar hace mucho y me dirigí a la oficina del mayor.

- debes ir con ellos
- bien
- no has entendido, deberás ser la carnada
- pero...
- si llevas a Lucas pueden matarlo, lleva equipada una navaja
- sí- titubee
- deja de sonrojarte
- bien- gire los talones lejos de su escritorio y él me detuvo

Me envolvió en cintas rojas de regalo, no pude moverme, me colocó en los dientes una rosa y me subieron a la camioneta.

- no entiendo como puedes cooperar con ellos- comenté tirando la flor al suelo
- no es por ellos, es por ti créeme- contestó Lucas
- no me interesa, debiste hacerlo, ¿qué no dudas de tu lealtad?
- sigues con más preguntas
- cállate, aunque yo sea el que esté atado sigo siendo tu jefe

Se había congelado, ¿pensaba que por ser mi amigo debía de tenerle consideración?

- creí que éramos amigos
- lo somos, pero deja de jugar al jefe conmigo- comenté
- así que después de todo un clavo no saca a otro
- tú maldito...
- solo guarda silencio por una vez
- no se porque me rendí contigo
- solo se comprensivo por una vez
- solo dejen de joderme
- ya basta, todos estamos peleando por seguir vivos y a ti no te interesa, ¡para tu comportamiento infantil por un momento!

Me helé sin decirle nada.

¿Me había dicho infantil?

Se detuvo ante la casa de aquella mujer, me condujo a otra habitación y esperé a que uno de sus sirvientes me subiera a su alcoba.

- no eres tan pesado como creí
- ¿por qué se molestan en llevarme?
- ella aún quiere verte y hablar contigo
- bien, ¿por qué de esta manera?
- aún no entiendes a la jefa, es solo sutil
- claro

Me quitó el sombrero de la cabeza y uno de ellos jugó con las ondas de mi cabello.

- déjenlo
- sí señora- dijeron apartándose de mí al unísono
- bien, pensé que traería a Nicolas
- él, está en prácticas
- bien, no te molestes en decirme eso, chicas, él está aquí

Sabía que si eran ellas no podrían hacerme nada, no eran ellas.

Sus sobrinas no estaban.
La comitiva de señoras se acercó a mí, me quitaron las cintas y me sentaron en una mesa.

- oh pero que lindo chico Mery
- si, pensé que nos traerias a un señor
- es un joven muy lindo
- sí que lo es Mery

Dos conversaron juntas, otra no dejó de jugar con mis ondas castañas mientras me olía.

- él trajo consigo una canasta de vinos
- señora...- traté de hablar
- lo sé Mery, es tan considerado
- pero detesto el vino, preferiría algo de vodka
- traelo al salón - añadió otra

Caminé con la espalda helada al salón, un lugar extravagante que tenía un pavo real disecado en la entrada, un piano a mitad del piso sobre una alfombra blanca.
Tenía sillas, unos asientos de cojines violetas y una mesa de patas doradas.

El candelabro de la pared se balanceaba al entrar, las velas seguían frías dentro de la habitación, aún esperaban la noche con ansias para que pudieran arder.

Me sentaron en una silla, resistí y me ataron con pañoletas a ella, me incliné al suelo para rodar pero Meredith me miró desafiante.

"Si intentas huir te costará caro, aprende la lección, pero necesito que traigas a ese chico o no saldrás vivo de aquí."

"El castaño" (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora