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"Aún me sigue"

No quería dormir.
Lucas se sentó a mi lado.

- en verdad lo siento- le intenté dar una bofetada pero él me tomó del puño

- debes descansar

"Aquel día fué uno que acompañó a Lucas después, aún podía recordarlo, pasó la noche en el sofá de un hotel cubierto por la alfombra.

Miró a su antiguo compañero, a su nuevo amigo y envidió sus piernas largas, su flácido abdomen pálido y aquellas vendas que le recordaban la catástrofe pasada de La Unión.

Recordó el sabor de las vendas de Ernesto, miró sus antebrazos con cortadas y su cuello blanco, sintió por primera vez su abdomen en movimiento debajo suyo, y se imaginó a su estómago moverse dentro de él mientras le miraba con aquellos ojos adormilados y unas mejillas sonrojadas.

Se levantó del suelo y miró a su compañero con los brazos saliendo de las cobijas al igual que sus tobillos, sabía que estaba desnudo. Así que levantó la cobija levemente, retiró su saco con delicadeza y logró confirmarlo. Le escuchó roncar, sabía que ese día podría ser su mejor descanzo en meses.

Se inclinó a sus tobillos y los besó

- descansa Ernesto".

Desperté, miré a Lucas junto a mí con los ojos cerrados, el teléfono vibró, me senté en la cama desnudo y contesté.

- ¿diga?

Hubo un silencio y después colgaron.
Me llevé las manos entre las piernas sobre las sábanas, miré mis manos con brillo labial, toqué mis labios, estaba secos. No lo había hecho.

Miré mi cuerpo pálido, en él aún seguían marcas de los labios de Lucas bajando a mi abdomen, ¿lo había hecho honestamente?

Volví a cerrar los ojos, dormí otra hora más ese día.

- ¿has despertado?- susurró Lucas
- ¿se fué anoche?
- sí logró irse, caíste dormido después
- ¿por qué estoy desnudo?
- así que no lo recuerdas
- soy un desastre- añadí doblándome
- no, me divertí anoche
- yo no, pero por fin pude hacer tu sueño realidad
- te lo agradezco de corazón- susurró
- sí no importa... ¿dónde están mis vendas?
- tuve que quitartelas, ¿aún las quieres?
- no, creo que ya debo de olvidarlo, me duele todo
- lo siento
- debería disculparme contigo yo... aún así aprecio el gesto

Me dejé caer sobre las sábanas.

- debes descansar
- no quiero- añadí hablando desde las sábanas blancas
- pensé que te librarías de esto después de renunciar
- también lo creí
- eres un imbécil...
- pero este imbécil logró librarte de ellos
- deberías renunciar
- no se cómo hacerlo, ahora date la vuelta

Lucas se giró, me puse mi ropa lentamente, aún faltaba la camisa y Lucas dió la vuelta empujándome a la cama.

- debemos irnos- sonrió
- lo sé, muévete
- no
- ¿ahora qué?
- vamos a desayunar
- ¿aquí?
- dijiste que teníamos la tarjeta del Mayor
- no quiero quedarme
- anda ya has renunciado
- bien
- me gustan tus hombros- respiró cerca de ellos
- ¿ah sí?
- sí, pero tengo una pregunta, si no sientes nada por mí, ¿por qué aún sigues ruborizándote?
- oh lo siento- susurré
- da igual, es algo con lo que tendré que vivir
- Lucas, lo siento
- no importa, me hiciste pagar a mí por lo anterior
- así que es un trato
- pensé que no podrías hacerlo, supongo que en verdad hiciste una de mis fantasías realidad, inferí que vomitarías- me lanzó una caja de tabletas
- ¿por qué?
- porque eres de estómago débil igual que Nick, no sé cómo puedes beber vino así
- tú lo hiciste anoche
- no es lo mismo, tú lo adoras, yo simplemente no tengo resistencia al alcohol
- ¿así que lo sabes?
- sí, ella me lo dijo
- ¿Ámbar?
- sí
- bueno, creo que estoy destinado a esto

"El castaño" (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora