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"¿Debía pudrirme aquí?"

No sabía realmente que hacer, pero ya no quería más tiempo.
Debía morir.

Me acerqué a la cocina y volví a tomar un cuchillo, debía ser uno de cortes de carne o algo parecido.

- dejé eso- mencionó la enfermera
- quiero un pan- murmuré
- se lo prepararé yo
- aún no soy un vegetal, puedo hacerlo yo mismo
- permítame- añadió quitándome el cuchillo se las manos

Untó mantequilla en el pan y me lo dió.

- no comeré eso
- ¿por qué?
- ya lo tocaron sus manos
- ¿y?
- es asqueroso comer algo así
- entonces coma otra cosa- mencionó dejando el pan en la bandeja
- es repulsivo- murmuré
- ¿por qué se molesta en decir esas cosas?
- ¿de qué habla?, es común decir algo
- pero no de esa manera, hay formas de comunicarse
- así es, ¿quiere que me quede callado?
- no
- pero lo piensa, sé que lo está pensando, ¿por qué no me deja solo?
- porque su vida corre riesgo así
- ¿aún teme de que trate de suicidarme?
- así es
- debería dejar de preocuparse por algo así, sabe, siempre quise que alguien me matara, tal vez una chica linda
- debería medicarse
- una vez casi lo logro, recuerdo que ella tenía un arma silenciosa, pero lamentablemente no me mató
- ¿qué pasó con ella?- preguntó
- me dejó, al igual que todos mis socios y mi corporación
- en verdad, señor Piere debe de socializar
- no quiero, no quiero hacerlo con este tipo de pacientes
- no hablo de los que están aquí realmente, ¿por qué no le llama a su familia?
- no tengo, mi padre se olvidó de mí y mi madre falleció
- lo lamento, ¿pero no tiene alguien más que pueda visitarlo?
- no, la mayoría de ellos están muertos

Lamentablemente algunos sí habían muerto, Letra Z murió de una intoxicación por comer algo de una lata de un basurero.
Se había alejado de los números y quería pertenecer a una pandilla cerca de las oficinas, le dijeron que sería una gran idea probar comida de una lata del basurero, era atún.
Cuando la abrió todavía tenía un poco de aceite, la engulló sin saber lo que significaba y falleció aquella noche bajo una fiebre densa.

- lo lamento señor
- no, está bien solo debía pensarlo
- ¿por qué no intenta hacer amigos aquí?
- no, pensarán que necesito tomar medicinas
- pero es algo cierto
- pero no quiero que piensen eso, no soy un enfermo mental, solo quiero estar solo
- eso no significa que quiera estar muerto, ¿verdad?
- nunca dije eso, aún tengo el valor de decirle de frente que me quiero morir
- ahora lo ha dicho
- lo sé, ya no sé que pensar
- ¿no va a comerlo?- señaló el pan de la bandeja
- perdí el apetito
- hace días que no prueba bocado, debería hacerlo
- no lo sé
- hágalo
- siento repulsión al verlo y pensar que antes era algo que anhelaba
- su condición física está en riesgo- señaló
- lo sé, así podré morir de hambre
- debería dejar de lado esa conducta y pensamientos pesimistas, supérese
- no es lago tan sencillo, ustedes creen que con solo decirlo basta, es patético
- debería dejar esos pensamientos
- no lo repita, iré a dormir, la veré luego

Ella enmudeció, subí las escaleras y me dirigí a las habitaciones, tenía una litera que debía de compartir con alguien más.
Subí las escaleras y me acosté mirando el techo que era algo alto.

- ¿podré morirme?- me pregunté

Mi estómago gruñó enfadado.

- yo también estoy así, deja de quejarte
- ¿podrías callarte?
- sí

Mi compañero habló, había entrado al cuarto y se sentó en la cama de abajo que chillaba sin cesar.

No pude verle el rostro, pero recordaba su voz gruesa y respiración entrecortada.

- ¿cómo llegaste aquí?- preguntó después de pausas continuas
- me internaron
- a mí también, no quería estar aquí, mi madre pensó que era alcohólico por unos amigos
- ¿no bebe?
- no, odio el alcohol, lo único que me gusta tomar es soda de lima
- ¿por qué no se va de aquí?
- no tengo a dónde ir, por lo menos aquí tengo comida y techo gratis
- ¿no tiene familia?
- mi madre falleció hace un año, el resto de mis parientes no los conocí
- lo siento
- no me importa, tengo amigos aquí
- tienes suerte
- ¿por qué?
- por ser sociable, yo no tengo a nadie, y mi único conocido se ha casado
- debe tener suerte, ¿cómo llego aquí?
- un compañero de trabajo me internó aquí el día que renuncié
- eso es triste, lo siento señor...
- Ernesto
- gusto de conocerlo, yo soy Arthur pero me dicen Ara
- es un gusto Ara
- ¿aún tiene hambre?
- ¿de qué habla?
- escuché que tenía hambre, eso no es algo que se pueda esconder fácilmente
- sí, no lo sé, quizá, pero creo que no comeré hoy
- ¿está en huelga?
- no, ¿por qué lo estaría?
- muchos hacen huelgas de hambre por aquí
- no lo sé
- ¿nuca ha hecho una?
- no, pero siempre padecí hambre desde mis inicios, creo que podría ser una excusa para morir
- ¿por qué habla de esa manera?
- no lo sé, prefería quedar mudo
- pero si lo estuviera yo solo le miraría y asentiría con los ojos
- tal vez, creo que me dormiré
- tiene una charla interesante- murmuró
- no lo sé, creí que era aburrido

Anocheció al terminar esas palabras, recordé la promesa de Lucas. ¿Aún debía de seguirlo?

- quizá vaya a mi casa- mencionó
- ¿le dieron de alta?
- no, pero puedo huir, escuché que está noche alguien también lo hará
- ¿quién te dijo eso?
- lo escuché de un camillero, dijo que lo escucho de un paciente al que le llegó una visita
- no lo sé
- ¿por qué no te vas tú también?
- no lo sé, por lo menos aquí tengo comida
- ¿no tienes dinero?
- no, pero nunca me ha importado
- pobre chico
- no lo sé

La hora llegó, aquella hora prometida llegó.
Caminé a la sala de vistas y ví el teléfono descolgado. En verdad vino a verme.

- señor, debe de ir a su habitación
- lo lamento, pero perdí una bata que necesito para dormir, el encargado me dijo que la buscara en el almacén de limpieza
- está bien, le esperaré afuera
- gracias

Caminé rápidamente y me oculté en las sábanas del carrito de prendas sucias, recuerdo aquel olor a azufre que provenía de las sábanas.
Alguien tomó el carrito y salió por la puerta.

Debía de salir de aquí o tratarían de atraparme, pensé en moverme para asustarlo, de repente ví que salía del lugar y se dirigía a él estacionamiento.
¿Qué demonios?

Cuando me asegure de que estaba a una distancia considerable salí para reclamarle.

- oye imbé...
- hola Ernesto- era Lucas
- Lucas...- susurré
- soy yo

Caí desmayado en el carro, Lucas me abofeteó para que recuperara el sentido.

- tus manos son pesadas- continúe después de salir de las sábanas sucias
- no puedo decir lo mismo de ti
- sácame de aquí

Me sujetó de las axilas y me sacó del carrito con una fuerza desconocida.

- te has vuelto fuerte- comenté
- no, tú eres esquelético
- ¿qué?
- haz adelgazado mucho
- no he podido comer aquí- murmuré
- lo siento mucho- me abrazó
- no...- me dolió- importa
- ¿estás bien?
- sí, es solo que, me duelen las costillas
- ¿qué te ha pasado?
- ¿en verdad quieres saberlo?- murmuré
- sí
- traté de matarme, supuse que moriría tras una cuchilla en las costillas, ni para eso sirvo- susurré
- debes de dejar de tener ideas suicidas
- no lo sé, extraño el vino, he estado sobrio sin gota de alcohol hace dos años
- ¿aún quedará en tu casa?
- no lo sé, quiero irme
- traje auto, puedo llevarte a mi casa
- llévame a casa
- pero no creo que sea conveniente
- solo llévame a casa

Asintió en silencio y me subió a su auto.
Un automóvil blanco, estuve en la parte de atrás el resto del trayecto, no nos dijimos nada. (Él sabía que quería hacerlo)

Se detuvo enfrente de mi casa.

"El castaño" (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora