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"Castigos"

- entonces no voy a moverme

- ¿eso quieres entonces?

- ¿qué?

Giré y lo tiré al piso, él me regreso a este con fuerza, le sonreí y él se encendió más.

- borra esa estúpida sonrisa de tus labios

- ¿ahora quién es el imbécil?

- idiota

Patrick se sentó en el suelo a lado mío, se llevó las manos al abdomen sin decir palabra mientras entrecerraba los ojos.

- ¿estás bien?

- sí...

- no pareces estarlo

- lo siento solo, la comida estaba mal- añadió tapándose los labios

- ¿comes sin mí?

- basta, sufrirías esto ahora mismo- mencionó antes de eructar

- vaya, se ve que has comido demasiado

- fué inevitable, lo siento

- ¿te lo dió él?

- no, solo le pedí permiso, claro que fué con mi dinero porque el no me hubiera dado ni un céntimo

- ya veo

- oh maldición...

Patrick salió de la habitación, observé cómo salía al jardín y vomitaba en el césped.

Caminó a la camioneta y me hizo señas de que condujera.

Subí al auto y regresé al edificio.

Patrick bajó del auto y caminó a su habitación en una caminata somnífera.

Yo fuí a la mía y me senté en el suelo, busqué entre mis bolsillos algún cigarrillo sin encontrarlo.
Entonces decidí pedir uno, pensé en ir con el jefe pero sabía que me mataría la saber que probablemente había intoxicado a Patrick.

Entonces mi única alternativa era ir con ellas. Caminé a su habitación pidiéndoles un cigarrillo.

Una de ellas estaba con un chico, quizá se estaban cobrando por alguna razón. Ella se dió la vuelta mirándome extrañada.

- ¿qué es lo que quieres?- dijo levantándose bajando su vestido desordenado

- ¿tienes un cigarrillo?

- ¿me molestaste para esto?, ¿o acaso tú también quieres clamar por tu vida?- escuché a Bianca en esas palabras

- entonces debo irme…

- adiós- dijo volviendo a mirar al chico que había cerrado los ojos con prisa

Ella me había dejado el recuerdo de Bianca, podía irme sin pensar en ella, pero ahora estaba en mi casa, en mi habitación y posiblemente en mi cama.

Y lo último que pensé fué en estar con ella, juntos entre las sábanas como de costumbre.

Bajé las escaleras en silencio, quería tomar un baño de agua caliente y adentrarme en las sábanas, pero ahora no sé cómo se lo diría.

Salí del edificio, caminé lentamente al vecindario.

Cuando llegué a mi casa todas las luces estaban apagadas. Ella no estaba ahí.

Abrí la puerta, la cerré y escuché susurros.

Demonios, ¿quién estaba en mi casa ahora?.

- ¿por qué tardaste?- preguntó una voz desconocida

"El castaño" (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora