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¿Colillas o vicios?

Me levanté del sofá y ella también, pero me regresó a el en un golpe sordo y se sentó en mí.

- ¿estás bien?
- claro
- eres pesada, ¿podrías por favor levantarte?
- lo lamento

Respiré cuando ella se alejó, no sé por qué se había vuelto tan pesada.

- a propósito, gracias por lo de la otra vez, lamento causarte problemas
- no eres un problema para mí
- ¿por qué eres así?, soy tan horrible y sigues siendo lindo conmigo aún así
- no cambiaría contigo
- aveces siento que soy un fastidio, aunque nadie me lo diga es evidente que lo soy
- entonces la gente es estúpida

Me sonrió y la abracé.

Cuando me alejé de ella, se había quitado los zapatos y caminaba en la cocina.

- ¿estás buscando algo?
- pensé que tendrías leche
- lo siento, sigo sin tener tiempo para ir a comprar
- parece que ese trabajo tuyo te está matando
- no es así- lo negué rotundamente
- bien, pues no importa.
Y respecto a lo de la otra vez si recuerdo lo que pasó, lo siento mucho si te incomode
- no, yo solo traté de que lo olvidaras
- gracias por cuidarme
- por ti lo que sea

Me besó, no quise romper el beso y la senté en la mesa de la cocina.

- no quiero que se vea afectada nuestra amistad
- no, prometo que lo olvidaré- contesté
- bien

Ella bajó de la mesa, y me jaló de la mano de vuelta al sofá, me siguió besando y mientas me quitaba la camisa con ansiedad.

- espera- murmuré
- ¿estás bien?
- sí

Me dejó en las vendas que solía llevar, le pareció algo extraño pero yo le indiqué que no dijese nada.

- ¿por qué estás así?
- no creo que sea importante, fué un accidente
- ¿quieres que te la retire?
- no, estoy bien, creo que será mejor que siga así
- ¿quieres que sigamos así?
- así que quieres jugar

Ella se rió, no pudo contenerse y me sonrió guiándome a la habitación oscura en la que solía permanecer, me quedé helado mirándola, ella indicó con la mirada el colchón y me tomó del mentón para caer juntos sobre la cama.

- ¿no es así más confortable?- preguntó
- estás cómoda
- sí así es

Deslizó la sudadera que tenía puesta, bajó su cierre y me enseñó su pecho en un sujetador negro.

- ¿por qué no traías nada abajo?
- es más rápido el efecto
- no lo sé
- oh, no vas a entenderlo por qué son cosas de chicas
- probablemente no lo sepa- me reí

Me acerqué y mordí las cintas de su sujetador, sentí su respiración en mis orejas. Susurró algo que me pareció extraño en aquel instante fugaz de nuestra imaginación en la imagen clara.

" ¿vas a olvidarlo no es así?, cuando lo hagas, por lo menos hazme la promesa de que fuí la única con la que inició todo. No voy a hacerte esperar más si lo requieres, pero al aceptar necesitaré de tu servicio.
La amistad puede cambiar al amor y al deseo en un momento fugaz"

Me había dicho juguete, pero lo acepté como si estuviera hechizado por ella. Tras algunas sábanas revueltas y palabras mentirosas a oscuras se quedó dormida con una sonrisa en los labios.

Yo me senté en la cama cubriéndome las piernas, abracé mi abdomen desnudo y la miré cuidadosamente.
Observé sus piernas largas que solía presumir diciéndose gacela a si misma, subí a la sábana blanca y después su clavícula desnuda afilada.

"El castaño" (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora