"No cometerás adulterio."
Éxodo 20:14
La mirada de Mark se oscurecio.
Hyuck era todo suyo.
Su precioso pequeño.
Pidiéndole por ayuda, pero no quería aprovecharse, no con el.
Quería estar seguro de que eso era lo que quería.
Hyuckie tienes que ser más especifico, ¿De que me hago cargo? ¿Qué es lo que quieres?- la voz de Mark había bajado algunos grados, el humano podía despertar cosas en el que otros nunca lo habían hecho y si lo miraba de esa manera tan dócil estaba haciendo que perdiera su cabeza, se preguntaba si el poder de Taeyong le estaba llegando también a el, o era su propia lujuria que tenía guardada con su pequeño.
- Mark, tócame, necesito que me toques, no quiero a nadie, solo a ti, me aprieta el pantalón- decía entre pucheros, no sabía porque el no lo hacía, tenía la necesidad de que Mark le dijera que pudiera, tenía la necesidad de que Mark lo liberará de ese sufrimiento, se sentía perteneciente a Mark, se sentía del demonio, quería ser solo suyo.
Mark le hizo caso al escuchar esas palabras, desabrocho su pantalón y lo bajo lentamente, dejándolo solo en bóxer, este imploraba que ya lo ayudara, a Mark le gustaba verlo así, esperando por su tacto, tan lindo, tan perfecto.
Hyuck no tendría que preocuparse por cámaras o ruido hacía afuera, siempre que Mark se presentaba ahí bloqueaba las cámaras y mostraba una imagen normal, para lo del sonido hacía de alguna forma que las paredes fueran insonorizadas.
Retiro lentamente el bóxer y se veía una sonrisa lasciva por parte del demonio, Hyuck se veía tan desesperado, así que agarro su miembro y lo empezó a masajear de arriba para abajo, Mark no era como un incubo, pero podía hacerlo disfrutar, metió su falo a su boca y lo empezó a saborear, subía y bajaba , chupaba, lamía, mientras el otro soltaba sonoros jadeos y gemidos, Mark había descubierto su nuevo sonido favorito.
Este iba cada vez más rápido, cuando los ruidos de su pequeño se hacían cada vez más rápidos paro, Hyuck tenía sus ojos lagrimeando, esa simple acción lo había hecho ver el cielo ¿o el infierno?
Mark levanto de la silla a Hyuck y lo puso en el piso, este dejándose manejar, ahora este se sentó donde se encontraba anteriormente su pequeño y señalo a su abultado pantalón, se acerco lentamente al oído del menor y susurro con casi un carraspeo - Bueno si eres bueno te voy a dar un premio, mejor que una mamada - cuando se separo Hyuck pudo ver sus ojos negros, los ojos que gritaban deseo, este no se tardo, se acerco al pantalón lo bajo solo un poco al igual que el bóxer, sacando al gran amigo de Mark, trago en seco, daría su todo, empezó a hacer lo mismo que Mark, subía y bajaba con su mano hasta que empezó a usar su boca, los gruñidos roncos del demonio hacía que quisiera ir cada vez más profundo, sabía que lo estaba haciendo sentir bien, quería hacerlo sentir como el lo había hecho sentir.
Paso un buen rato donde los dos gemían de placer, Mark roncamente y Hyuck el solo saber que estaba haciendo gemir a Mark lo excitaba, este separó rápidamente a Hyuck de donde estaba y le dijo que se acostara en la mesa boca arriba, este no dijo ni una palabra y lo hizo, la voz de Mark hacía que quisiera ser mandado, era sexy, grave y encantadora. Cuando Hyuck finalmente se acostó Mark se acomodo en su entrada, sabía que Taeyong solía tener el poder de hacer que la gente se excitara, pero Hyuck continuaba siendo hombre, no iba a liberar lubricante natural, escupió su dedo y lo metió en su entrada, ocasionando que el hombre bajo a el se removiera por el intruso en su cuerpo, pero no se quejó, cuando Mark vio que ya había preparado bien para un nuevo dedo lo introdujo, Hyuck ya empezaba a jadear y a gemir más fuerte, Mark sacaba y metía sus dedos rápidamente haciendo que el el chico debajo de el se volviera loco, hasta que metió un tercer dedo y ahí fue cuando Donghyuk no pudo aguantar más.
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The devil and me|Markhyuck
FanficDonghyuck un agente que se ve envuelto en una situación difícil, ora, reza, y ruega, pero nadie acude a su llamado, hasta que pide ayuda a cualquiera que lo saque de ese sufrimiento y ahí logra salir de la pesadilla que lo persigue. ¿Qué tan malo s...