Capítulo dos

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Cuatro días habían pasado desde que el soviético le había dicho "mañana te traeré comida", cuatro días que llevaba bebiendo agua del grifo y mirando lo mejor que podía desde la ventana.

Su estómago le dolía y le ardía, se removía en la cama buscando una posición idónea para evitar el malestar, pero por lo mismo de estar recostado le comenzaba a doler la espalda, por ello se paraba y caminaba en círculos.

También tenía frío, las mantas de la cama no eran lo suficientemente gruesas para ayudarle a conservar el calor.

"Así que su plan es matarme de hambre, vaya, que original... grande URSS" pensó el alemán con ironía y rodando los ojos.

Estaba a punto de dormir para evitar los malestares del hambre cuando escuchó la puerta de abajo abrirse, aquello lo hizo sentarse en la cama y ponerse alerta; escuchó los pasos en las escaleras y finalmente la puerta de la habitación fue abierta, dejando ver al comunista.

– Buenos días, estrellita, ¿cómo estás? – preguntó con un falso tono de alegría.

– ¿Tu como crees que estoy, estúpido comunista? – dijo débilmente el nacionalista, quien apenas podía hablar.

– Yo te veo de maravilla, pero bueno, toma – dijo la unión mientras le arrojaba una bolsa de papel y una botella de agua de dos litros, Reich estaba tan agotado y débil que apena pudo evitar el golpe de la botella.

– ¿Por qué diablos tardaste tanto en venir? – preguntó Reich sentándose a duras penas en la cama para tomar y abrir la bolsa de papel, encontrando unos emparedados de jamón.

– No te debo explicaciones en absoluto... pero... estaba con alguien especial, muy buena persona y aliada he de decir – dijo mientras se sentaba en la silla de la otra vez y se reclinaba.

– Y, ¿tan especial es como para dejarme morir de hambre? – preguntó en tono sarcástico.

– La verdad si, carismática, inteligente, ocurrente y exótica – enumero la unión con sus dedos mientras hablaba, aquello hizo doler el pecho del alemán, por lo que sabía, URSS solía describirlo así cuando eran pareja, y escucharlo describir así a alguien, a pesar de ya no ser nada más allá de enemigos, le dolía, no sabía porque pero lo hacía.

– Oh, pues deberías volver con esa persona, en lugar de perder el tiempo conmigo – dijo mientras masticaba.

– No puedo, me perdería la diversión.

Reich no entendía a que se refería con ese comentario, pero lo dejó pasar mientras comía, realmente tenía mucha hambre, cuatro días sin comer eran mucho para él.

Una vez acabó, tomó la botella de agua de agua y bebió de esta, siendo observado en todo momento por el soviético, quien lo miraba con una sonrisa burlona.

– ¿Te gustó la comida? – preguntó URSS con alegría.

– Si... no niego que estaban buenos los emparedados – dijo Reich con calma, acomodándose en la cama.

URSS se puso de pie, de su abrigo sacó otra bolsa más grande y la dejó en una mesita junto a la cama.

– Me alegro, digo, para ser jamón de pastor alemán salió bien – dijo mientras caminaba a la puerta.

Reich al escuchar aquello se sentó de golpe, sintiendo como se ponía pálido.

– ¿Jamón de qué?

– Ups, olvidé mencionarlo, encontré a tus perros y como no podía tenerlos en casa... pues decidí ocuparlos para algo útil; vendré en unos días...

Liebe Wieden || CountryHumans NazunitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora