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III. REFUGIO
AE'WYN

SUS PADRES SUPIERON QUE ALGO EXTRAÑO SUCEDÍA, MUCHO ANTES QUE AE'WYN LLEGASE AL MARUI DE SU FAMILIA. Su madre estaba tensa, repartiendo suaves caricias en su vientre con un mano, observando el mar a través del espacio abierto en una de las paredes. Su padre estaba callado, sentado en el centro del marui, con su mano apretada alrededor de su lanza. Ambos se levantaron exaltados al verlo llegar. Ae'wyn quiso hablar, pero se encontraba demasiado cansado como para emitir una frase que ellos pudiesen comprender.

Su padre llegó a él primero, levantando su rostro con ambas manos, olvidándose de su lanza.

—Hijo, ¿te sucedió algo? —Al no responder, su padre comenzó a estudiarlo, dando una vuelta a su alrededor, hasta fijarse en el collar de perlas que aun colgaba de su cuello—. ¿Sucedió algo en el entrenamiento?

—Padre —dijo, exhalando abruptamente—, hay extraños en la playa, vinieron montando en unas enormes aves.

Su madre gruñó, mostrando los colmillos. Su padre se alejó para recoger la lanza, mientras su madre se acercaba a él, imitando el gesto anterior de su padre. Ae'wyn colocó sus manos sobre las de su madre, que sujetaban su rostro con dulzura. La mirada de ella se llenó de recelo y algo más que Ae'wyn no supo descifrar.

—Hijo, ve por tu hermana y tráela hasta el marui —le pidió su madre—. Quiero que tú y ella se queden aquí hasta–

—¡No! —La interrumpió Ae'wyn, apartando las manos de su madre, como si el tacto fuese repentinamente doloroso. Él le lanzó una mirada enfadada, consciente de por qué su madre deseaba esconderlo—. No me quedaré aquí mientras ustedes pueden estar enfrentándose a algún peligro. Tsireya tampoco aceptaría eso.

Ae'wyn —advirtió su padre. Ae'wyn intentó no mostrarse afectado, su padre únicamente utilizaba aquel tono cuando el asunto era verdaderamente grave, y aun así él no lograba acostumbrarse. Sus orejas respondieron instintivamente ante el tono de su padre, bajando entristecidas—, no podemos arriesgarnos a–

—No estaré dentro del agua —lo volvió a interrumpir Ae'wyn, acercándose a ambos—. Estaré con ustedes, y no me alejaré, es una promesa.

Sus padres no querían aceptar, Ae'wyn tenía eso bastante claro. Ambos compartieron miradas largas y perspicaces, pero terminaron cediendo. Ae'wyn los entendía, o eso quería hacer.

Él sabía la razón por la que sus padres adoptaron aquella actitud protectora y asfixiante, y no podría culparlos, porque él aun solía soñar con ese incidente. Proteger a sus seres queridos siempre sería su prioridad, y si a alguno de ellos le hubiese sucedido lo mismo que a él, Ae'wyn sabía que sería mucho peor que sus padres.

Pero él no estaba de acuerdo en vivir con miedo toda la vida.

Él aprendió a superarlo, a seguir adelante con el recuerdo de lo que sucedió, con la prueba tallada en su piel, una marca que jamás podría borrar y que intentó cubrir con sus tatuajes ceremoniales. Ae'wyn utilizó el temor, y lo convirtió en el impulso que necesitó en aquel momento para poder seguir avanzando. ¿Qué habría sido de él, de haberse vuelto una víctima más del miedo? De no haber sido lo suficientemente fuerte, Ae'wyn habría vivido encerrado en su marui hasta ese día.

COASTLINE, ━━ LO'AK.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora