𝐂𝐎𝐀𝐒𝐓𝐋𝐈𝐍𝐄 | Lo'ak te Suli Tsyeyk'itan.
La aparición del Coronel Miles Quaritch no solo les devolvió el miedo, también los apartó de lo que más querían. Lo'ak fue entrenado como guerrero, y no siente que huir sea la voluntad de uno. Su padre...
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XLIV. LOS PENSAMIENTOS DEL OLO'EYKTAN TI'ER
POCO SE SABE REALMENTE ENTRE LOS NA'VI SOBRE EL QUERER ALEJARSE DE LA FAMILIA. Los Na'vi eran precisamente eso, una especie familiar, donde lo más importante era el núcleo con la familia, el respeto hacia los padres, el amor hacia los hermanos y, luego, cuando se alcanza la mayoría de edad, entonces lo más importante se divide entre la familia y la pareja.
Así se llevaban las cosas en el clan Ze'vay, así había sido la vida para Ti'er desde que él era un niño.
Comprendía de donde salía la insistencia sobre la familia, lo que no comprendía es cómo se supone que debía amar a las personas que le hacían daño. Lo único que jamás llegó a refutar fue el amor que debía existir entre hermanos, eso jamás.
Él amó a su hermana con toda su alma, y cuando ella falleció, Ti'er siguió amándola con la misma fuerza.
Su padre solía decirle que los gemelos eran un obsequio de Eywa, porque solo ella podía unir a dos almas antes del nacimiento y hacer que fuese una sola, dividida en dos personas. Vir'ai le había hecho una promesa años atrás, cuando ambos eran niños y la única preocupación que tenían era no recibir una paliza por haber roto las cestas de pesca.
Nacer juntos, vivir juntos, morir juntos.
Ti'er estuvo de acuerdo, ella era su igual, su gemela, su todo, y por mucho que luchó para mantenerse con vida en aquella terrible batalla, Vir'ai no lo esperó. Por mucho tiempo, Ti'er se preguntó cómo se suponía que seguiría viviendo de esa forma, con el dolor siendo la única emoción en su cuerpo cuando se levantan, cuando caminaba y cuando dormía.
—Perder a un hermano es como perder una extensión de ti —le había explicado la curandera—. Dolerá, pero sabrás cómo hacerle espacio a ese dolor.
Años después, Ti'er seguía sin acostumbrarse a ese dolor.
Algunas noches, su dolor era suficiente para mantenerlo despierto y hacer que se bebiera una botella completa de licor. Así no es como debían ser las cosas, le recriminaba al cielo estrellado, así no es como prometimos que sería el futuro. ¿Existiría alguna forma de volver al pasado? Ti'er creyó que estaría dispuesto a darlo todo, a hacer cualquier pacto con Eywa, solo para regresar a lo que eran antes.
Niños, tranquilos y felices.
Comían trozos de fruta en las orillas de la playa, con Vir'ai trenzando los mechones de Ao'nung, Marze, Tsireya y Rotxo durmiendo junto a ellos plácidamente y Ae'wyn reposando tranquilo en sus brazos, mientras admiraban el inicio del eclipse.
Se suponía que crecerían juntos, se volverían guerreros hábiles y fuertes, formarían uniones y familias y sus hijos serían amigos, sus clanes serían vecinos y sus preocupaciones serían mínimas. Eso sería el futuro para ellos, pero lo que tenía Ti'er ahora no era ni la mitad de lo que esperaba.