𝐂𝐎𝐀𝐒𝐓𝐋𝐈𝐍𝐄 | Lo'ak te Suli Tsyeyk'itan.
La aparición del Coronel Miles Quaritch no solo les devolvió el miedo, también los apartó de lo que más querían. Lo'ak fue entrenado como guerrero, y no siente que huir sea la voluntad de uno. Su padre...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
XXVIII. MI COMPAÑERO AE'WYN
EN LOS ULTIMOS DÍAS, AE'WYN ESTUVO ESTUDIANDO SUS OPCIONES. Tenía tantas ideas para ayudar a Lo'ak, pero no sabía dónde comenzar. Todavía le parecía irreal que su compañero, su tan adorado compañero, pensara tan poco de sí mismo. En sus ojos, Lo'ak era todo lo que soñó, pero lo que no sabía que necesitaba. Lo'ak era la personificación de sus plegarias para Eywa.
Todas esas noches cuando Ae'wyn se encontraba desconsolado, rogándole a la Gran Madre por su libertad, él creyó que nadie lo estaba escuchando. Sus plegarias fueron respondidas cuando los Sully llegaron a Awa'atlu.
Cuando Lo'ak llegó.
—Los detesto —masculló Ae'wyn esa tarde, en compañía de Marze—. A todos los que lo hicieron sentir de esa forma, los detesto, y espero que la furia de Eywa caiga sobre ellos.
Marze lo observó.
—¿Qué clase de clan son? —Preguntó Ae'wyn, sin poder ocultar la molestia y ofensa en su voz—. Un clan está para protegerse, para ayudarse, no para alejarse y lanzar palabras hirientes —sentenció—. ¿Puedes creerlo, Marze? Lo destruyeron. —Sus manos se movieron en distintas direcciones, combinando perfectamente con su agitada voz. Todo en Ae'wyn gritaba molestia, incluso desesperación—. ¿Cómo pudieron atreverse a hacer eso? ¿Cómo pudieron hacerle creer a una persona tan especial, que no vale nada? Si yo hubiese estado allí...
—Los habrías decapitado —finalizó Marze—. 'Wyn, debes tranquilizarte un poco.
Ae'wyn jadeó, ofendido solo por la propuesta.
—¿Cómo podría tranquilizarme? —Exclamó, acercándose al chico—. ¡Debiste haberlo visto, Marze! Su rostro...jamás lo había visto así. Él estaba tan triste, tan desanimando consigo mismo, que me rompió el corazón.
—Eso lo comprendo —Marze suspiró, acomodándose en su asiento en la hamaca—, pero debes tomar las cosas con calma. Si te dejas llevar por tus propios sentimientos y emociones, entonces no estarás ideando un plan para ayudarlo a él, sino para calmarte a ti mismo.
Ae'wyn mordisqueó sus labios, nervioso y enfadado. Sabía que Marze tenía razón, sus propias emociones amenazaban con traicionarlo. Lo único que Ae'wyn deseaba hacer era viajar hasta donde se encontraba el clan Omaticaya y buscar a los responsables del dolor de Lo'ak.
Lo'ak le explicó todo lo que había sucedido, desde sus problemas con su padre hasta el terrible desenlace de la lucha con Ardmore. Lo'ak no escatimó con los detalles porque Ae'wyn se lo pidió. Allí, Ae'wyn supo que Lo'ak habría omitido varios aspectos importantes de la historia, no porque no confiara en él, sino porque sabía que Ae'wyn reaccionaría de esa forma.
Llorando.
Ae'wyn quiso detenerse, en verdad lo intentó, pero no pudo evitarlo. Ver a su compañero, tan fuerte, tan seguro, derrumbarse de esa forma...eso lo destruyó. Su Lo'ak, siempre tan socarrón y bromista, no podía siquiera mirarlo a los ojos, demasiado avergonzado con las cosas que el resto de su clan decía sobre él. Lo llamaban alien, el monstruo de cinco dedos, el hijo olvidado de Jake Sully.