Echar de menos situaciones, personas, momentos e incluso lugares puede formar parte de la mayoría. La nostalgia es uno de los sentimientos más fuertes si nosotros mismos decidimos darle la fuerza que nos pide.
A veces podemos llegar a "viajar" mentalmente, volver a sitios que nos hicieron muy felices y anhelar poder estar allí de nuevo. La propia vida se ríe de nosotros y nos recuerda vivir todo como si fuese lo último que hiciéramos, ya que son momentos que, por más que queramos transportarnos, no volverán.
Aunque queramos volver a visitar esos sitios e incluso recrear lo que hacíamos, no será igual. Sentiremos un vacío, porque lo que recordamos y lo que vivimos, ya no está.
Todo cambia, cada minuto, cada día... Nosotros crecemos y maduramos, las estructuras cambian, así estén ocultas bajo nuevas pinturas, no son las mismas; momentos con personas de las cuales ya no forman parte de nuestras vidas y en ese instante eran parte de nuestro círculo cercano...
Querer volver no está bien, según mi opinión, porque podemos abrir heridas del pasado y darle una fuerza increíble a la nostalgia de la cual nos arrepentiremos tarde o temprano. En cambio, qué distinto es si se disfruta al volver a algún lugar en el que fuimos felices, o incluso tristes, a revivir pero con el objetivo de reescribir una nueva historia.
Cada día se termina, con sus recuerdos y vivencias, a las 23:59. Sin embargo, esos momentos que fuimos capaces de repetirlos de la mano con la última versión de nosotros, quedan almacenados, juntos, para que cada vez que nos acordemos de ese instante, tengamos varias historias por contar.
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Monólogos nocturnos
Short StoryConsecuencias del café en la noche, gran sabor. Inspiración, desahogo, día a día... Motivación y reflexión 👣.