La verdadera fortuna

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Eres afortunado y no lo sabes.

Ya con respirar por tu cuenta, caminar, hablar, ver, sentir... Llevas mucha ventaja hacia algunos que no pueden hacerlo.

Tienes criterio, pudiste estudiar, llegar a la universidad... ¿Cuántos han podido lograrlo sin contar a tu círculo de amigos cercanos?

Tienes a tu familia viva, de sangre o una familia elegida por la vida, y por más veces que te sientas solo, contarás con algunos de ellos... ¿Te vas a seguir quejando?

Muchas veces estamos molestos o nos preocupamos por cosas que no tienen la gran importancia que imaginamos. Sentimos que nuestros problemas son los peores y nos quejamos de todo.

Ahora, dime tú... ¿Tienes una enfermedad mortal? ¿Tienes que depender de los demás para poder hacer tus necesidades básicas? ¿Dependes de una máquina para vivir? No.
Ahora piensa en los que están pasando por ello, te apuesto a que tienen mejores pensamientos que tú y son mucho más positivos.

Alguna vez alguien me lo dijo, por un día de mierda que llegué a tener, hay que ponerse en los zapatos de los demás.

Porque hay que estar claros, así como está el blanco, está el negro, podemos hacer todo lo posible por vivir en las escalas de grises, pero los fondos los tocaremos tarde o temprano.

Sin embargo, siempre dependerá de nosotros mismos cómo lleguemos a afrontar ese día fuerte. ¿Agradeciendo que pasen las horas para que se acabe o dándote golpes en el pecho sin hacer nada?

Siempre dependerá de ti, salir del fondo.

Actualmente somos muy materialistas, queremos tanto muchas cosas, porque el otro las tiene, que lanzamos y dejamos a un lado lo bonito y simple de la vida.

¿Alguna vez te has preguntado cuánto disfrutabas cada día de pequeño y por qué hoy ya no es así?

Me dirás sobre responsabilidades, madurez, tareas y muchas cosas. Pero aparta todo aquello... ¿Cuándo dejaste de ver el celular por ver el cielo? ¿Por sonreírle a un extraño que se ve triste? ¿Por saludar a quienes te saludan?

Éramos pequeños, no sabíamos tanto de la vida pero sí conocíamos un secreto valioso, que éramos afortunados de estar donde estábamos.

Volvamos a serlo.
A agradecer porque hay guerreros batallando por seguir en el camino, mientras que nosotros solo tenemos piedras y tierra.

Vuelve a tu raíz, abraza tus cosas, a tu familia, busca lo que te haga feliz y siéntelo... Agradece. Porque lo que tú tienes, otro no puede tenerlo.

Eres afortunado, date cuenta.

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