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Aemond beso su cuello y esta se levantó de la cama dejándolo confundido. Tomo la cinta de su bata y tomo sus manos para amarrarlas al cabecero de la cama. Daella sonrío al verlo de aquella manera.

- Parece que estas sacado de mi propio infierno personal.

Aemond mantenía aquella sonrisa y Daella dejo caer un hilo de su saliva a su ereccion. Aemon jadeo cuando esta metió su miembro en su boca y poso sus manos en sus caderas marcando un movimiento desesperado. Aemond buscaba soltar sus manos.

—Quédate quieto — lo miro —Estás pagando lo que hiciste.

—Ela.....

—Silencio.

Aemond suspiro y echo la cabeza hacia atrás sintiendo la sensación de placer en su entrepierna.

—Daella, sueltame.

—No.

—Hablo en serio, no tienes ni idea de lo que va a pasar si yo me suelto.

Daella sonrío de manera burlesca.

—Tu querías recordarme que eres el único que pueda follarme.

—Si.

—Yo también quiero hacerlo —paso la lengua por su abdomen —Yo soy la única que puede hacer esto.

—¡ Maldita sea! ¡ Si! —la miro —Ahora, sueltame.

—¿ Por qué me lo pides? Puedes hacerlo tu mismo.

Aemond sonrío y antes de que pudiera soltar sus manos. Daella se subió sobre él y acomodo su miembro en su entrada. Jadeo cuando lo sintiendo por completo y se movió haciendo movimientos lentos como sabía que les gustaba.

—Mierda, ¿ Desde cuando se siente tan bien? —jadeo.

Aemond movió sus caderas en busca de más y Daella poso las manos en su abdomen para tener un apoyo. El principe se mantenia deslumbrado por aquella mujer que se movia como una loca sobre él mientras le robaba pequeños gemidos y jadeos a ambos. Se veía como una Diosa sobre el y eso le encantaba.

Daella mordió su hombro cuando sintió su liberación y este movió su cabeza buscando un beso que rápidamente correspondió. Ambos se estremecieron cuando llegaron juntos al orgasmo y Daella apoyo su frente con la suya tratando de calmar su respiración.

—Me gusta cuando haces eso— susurro y esta lo miro —Te ves increíble.

Daella sonrío y volvió a besarlo mientras buscaba soltar sus manos con torpeza. Aemond las solto de un tirón y sin salir de ella les dio la vuelta dejándolo debajo de él.

—Me gusta que me domines, pero en la cama mando yo.

—Es bueno que lo tengas claro—sonrío.

Aemond se concentro en moverse de manera lenta y tortuosa para Daella quien movía sus caderas en busca de más, pero se limitaba. Tenía los ojos cerrados mientras arqueaba su espalda sintiendo que iba a llegar con cada embestida. Realmente aquello se sentía como nunca y no solo era el placer, era mucho más que eso.

Aemond se prendió de sus pechos mientras los masajeaba y acariciaba. Daella lo miraba fascinada mientras buscaba sentir más. Aemond se movía lentamente como a ambos les gustaba y se entretuvo con las tetas de su esposa, eran el jodido paraíso.

—No aguanto más — susurro y Aemond la miro.

Este sonrío y se movió un poco más dando embestidas rápidas y toscas para hacerla llegar a su orgasmo. Daella arqueo las espalda mientras sentía que iba a explotar y soltó un grito de placer tratando de cerrar sus piernas, pero era imposible. Aemond se movió un poco más, embestidas toscas para terminar el y se dejó caer con cuidado sobre Daella soltando un gemido satisfactorio para ella.

SANGRE DEL DRAGON ( Aemond Targaryen )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora