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Aemond hizo una mueca de dolor y Daella se inclino.

—Lo siento — susurro para no despertar a Alyssa —¿ Estas seguro de ir a Pentos? Deberías reposar para que cicatrice bien.

—Yo soy el que debería preocuparse por ti —susurro y esta nego.

Daella miro por el balcón y aún era de noche —Vuelve a dormir, prometo no lastimarte.

Aemond asintió y dejo un beso en su mejilla.

El castillo de Pentos estaba en completo silencio. El principe Aemond había llegado la noche anterior y con el su pequeña hija recién nacida, pero el no era el único único había llegado a Pentos. Daella se fue al castillo después de ir a esa taberna con Brandon.

—Princesa — una mujer hizo una reverencia —No esperaba que el principe Aemond la invitara.

Daella la miro perpleja. —¿ Qué? ¿ El esta aquí?

La sirvienta asintió —El y su pequeña hija, la princesa es muy bonita y hay rumores de que su madre no era Elarys Martell, si no usted.

Daella frunció el ceño.

—¿ Por qué lo dices?

—La pequeña princesa es una copia de usted, no hay nada del principe en ella.

—¿ Podría verla?.

Tendría que decirle al príncipe, es muy estricto en cuanto al cuidado de su hija.

—No, por favor, déjame verla y prometo que Aemond no va a enterarse.

—Si me corta las manos, será su culpa — la miro y esta sonrío.

—No hará nada, lo prometo.

La sirvienta asintió y la guió hasta el cuarto de la pequeña. Daella abrió la puerta y sonrío al ver la pequeña cuna, se asomo un poco y las lágrimas rodaron por sus mejillas al ver a la pequeña que tenía los ojos abiertos.

Déjame sola, por favor — la mujer asintió y salio de ahí.

—Eres tan linda — sollozo tratando de no hacer ruido —Seguro que el te ama más que a nada y por lo visto te consiente mucho.

Intento tomarla y maldijo cuando la  pequeña comenzó a llorar, Aemond la mataría por estar ahí, tocó sus pechos para ver si aún tenía leche y efectivamente si tenía. La tomó entre sus brazos y aparto su vestido para darle de comer, Alyssa lo tomo de inmediato y esta sonrío pasando una mano por cabezita.

—Eres tan linda y me recuerdas mucho a mi bebé —susurro —Si las cosas hubiesen sido distintas tu padre tal vez sabría que tuve un hijo de él, pero nació con muchas complicaciones y afortunadamente puedo  alimentarte. Me gustaría ser tu madre y ser felices los tres, pero no se puede, pero puedo ser tu nodriza hasta que se acabe mi leche. ¿ Me aceptas?

SANGRE DEL DRAGON ( Aemond Targaryen )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora