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Alyssa se había quedado dormida entre las sabanas y Daella la miraba mientras le daba de comer a su otra pequeña. Aemond entro con cuidado para no despertar a los pequeños que estaban en su cuna y en la camita que habían puesto para su hija, pero que ocupo Aelix.

-¿ Cómo está?

-Hablo con Aegon y sentí que se estaba despidiendo de nosotros. Nyra y Hela están muy mal -suspiro y fue al baño.

Segundos después volvió con su ropa de dormir y se acostó al lado de Alyssa. Daella le saco los gases a Aerea y rodeo la cama para dejarla en el pecho de Aemond.

-Hola papi -movió la mano de la pequeña -No estés triste, el estará bien.

Aemond nego y se volteo.

-No dejes que me vea sin el parche, se asustara.

-Eres su padre, Aly no se asusto cuando te vio le dio curiosidad. Aelix también tuvo la misma reacción, Aerea te conoce por tus voz y un zafiro no hará que te tenga miedo. ¿ Lo entiendes? No nos asusta, nos encanta.

-Te amo -tomó a la pequeña y se inclino para besarla.

-Yo también -susurro antes de unirse a sus labios y se echo a reír con la protesta de Aerea.

-Mamá y papá están ocupados Ari -Aemond se levantó y la llevó a su cuna haciendo que se durmiera en cuestión de segundos -No hace falta que lo pregunte.

-Si, ya se puede -se levantó y tomo su mano para guiarlo a un lugar que siempre había querido profanar.

Lo cierto es que no sabía si podia o no follar con él, pero quería animarlo y que no mantuviera aquel semblante de tristeza que lo estaba invadiendo.

Daella se sento en aquella silla y abrió sus piernas levantando su camisón dejando su feminidad expuesta. Aemond se relamio los labios y se arrodillo frente a ella para meter su lengua entre sus pliegues. Daella arqueo la espalda y se movió dejando la mitad de su culo fuera de la silla e invitándolo a que la tomara. Aemond la agarro de las nalgas y esta lo tomo del cabello para que no se separara. Las tres lunas y medias sin follar le estaban pasando factura a la mujer que lo miraba desde su posición con una mirada lujuriosa.

Aemond se levantó y se chupo los dedos, tomó de las nalgas a su esposa y la dejo sobre aquella mesa donde el consejo solía reunirse casi todos los días. Entro en ella con cuidado y Daella poso una mano en su abdomen.

-Ten cuidado, el maestre dijo que esto era como la primera vez -susurro y este asintió.

Daella se recostó con cuidado en aquella mesa y este se inclino para besarla y distraerla del dolor.

-Creo que no fue una buena idea -susurro recordando aquella noche en Marcaderiva -Ya te dije que aprendi a usar mis manos, Ela. Esta bien que quieras complacerme, pero no lo haré si te estoy lastimando.

-Hazlo -sonrío -Estoy bien, lo prometo.

Aemond asintió confiando en sus palabras y se movió lentamente de atrás hacia adelante. Daella cerró sus ojos y apretó su camisón. Un jadeo se escapo de los labios de su esposo y esta no se contuvo y más levantó una de sus piernas dejándola en su hombro y dándole más acceso.

Aemond se movió un poco más rápido y sonrío al escuchar los quejidos de placer de su esposa. Realmente lo estaba disfrutando y levantó su camisón para tener la vista perfecta.

Daella gimiendo con la espalda arqueada, los ojos cerrados mientras susurraba cosas en Valiryo y sus pechos se movían por la intensidad de las embestidas, una jodida maravilla para su esposo.

SANGRE DEL DRAGON ( Aemond Targaryen )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora