CAPITULO 29

444 54 6
                                    

Toñita San Juan no podía creer lo que veía, la casa de los Villavicencio se veía exactamente igual a como la recordaba, claro unos pocos detalles aquí y allá pero en escencia era el mismo lugar donde vivía su amiga Teodora mientras estaba viva, no tenía idea de cómo lo habían hecho, pero sin duda era un excelente trabajo.

Los camareros iban de un lugar a otro con un ritmo impresionante, llevaban la comida de forma rápida y tenían una excelente atención con los invitados, estos estaban encantados con todo lo que les rodeaba.

___ estaba feliz de que todo saliera como lo había planeado, con la gente alegre y disfrutando y sus empleados siendo más eficientes que nunca, miro a su esposo y también se veía contento, sin duda alguna, sería una buena velada.

O al menos para ellos.

Xochil no pudo soportar más estar en la boda y con ayuda de su hermano se fue a la tierra del descanso, por otro lado, Teodora no quería hacer evidente su malestar, pero los constantes intentos que llevaba a cabo para no ver a Nando y su esposa solo lo hacía más obvio, Alebrije le aconsejo que fuera con Xochil pero está se negó, no quería perderse la boda de su amigo a pesar de que le hiciera daño. Poco tiempo después decidió subir a su cuarto hasta que empezará el vals, de nuevo en ese cuarto con el piano ahora negro en el centro, se sentó y paso sus manos por las teclas, tocar en ese momento sería sospechoso y realmente se lamentaba por no poder hacerlo, la música siempre le había relajado, a pesar de que no sea la mejor cantante.

Podía oír a la gente pasar por el pasillo mientras platicaban de cosas banales, entre ellos escucho a una niña lamentarse del matrimonio de Leo.

-¡Yo lo amaba!- lloriqueba.

- Pero Cecilia, nunca le dijiste nada sobre eso.

- Aún así me duele.

A la fantasma le sorprendía que su amigo tuviera a medio país babeando por el.

El ruido de la puerta abriéndose llamo su atención, cuando volteo a ver quién había entrado, no pudo evitar ahogar un grito y empezar a llorar, era Nando y Teresa.

Villavicencio se sentó en un sillón cercano y trato de ahogar su llanto, aunque de todas formas Nando no la escucharía ni la vería.

- Mira, este piano antes era rosa igual que el tapiz de las paredes- contaba el chico-, aunque el color vino no le queda mal.

- Wow- exclamó ella-, ¿cómo sabes todo eso?, tu abuela te lo contó, o...

- Aquí conocí a alguien especial- respondió el.

La fantasma presto atención a sus palabras, acaso...¿la recordaba?

- Era una muy buena amiga mía, me recuerdas mucho a ella- siguió hablando.

-¿Y ahora dónde esta?

La expresión de Fernando se volvió un tanto triste al recordar lo sucedido en la hacienda del Charro Negro, nunca supo que paso con su primer amor.

- No lo sé, supongo que simplemente no podíamos estar juntos.

Teodora se acercó al hombre y lo abrazó por atras, él y su esposa sintieron como una ráfaga de viento helado les recorría el cuerpo.

- Voy abajo, aquí hace mucho frio- Teresa salió de la habitación.

Antes de que Fernando pudiera seguirla, escucho el sonar de las teclas de piano, volteo y vio que no se equivocaba, tres teclas blancas estaban hundidas, el instrumento siguió tocandose solo y escuchaba murmullos inentendibles, se limito a sonreír y, acercándose al piano, posó sus manos sobre la tapa de este y en un susurro dijo:

- Me alegro de que estés bien, Teo.

La música dejo de sonar y sintió como su mano era envuelta en una sensación de extremo frío.

- Te quiero, Nando.

- Adiós Teodora.

El joven se acercó a la puerta y antes de salir volteo para dedicar una sonrisa a la nada, Teodora también le sonrió y se despidió, el también lo hizo y cerro el cuarto.

Tal vez, y solo tal vez, Teodora podría empezar a afrontar el matrimonio de Fernando.

- Entonces, ¿cómo le vamos a hacer?- pregunto Evaristo mientras comía.

- Ay que decirle a Leo lo del eclipse para que sellé el lazo con ___- recalcó Eva.

- Pero si el muchacho anda muy entretenido en la fiesta, ¿cómo vamos a sacar tiempo para avisarle?- Don Andrés no quería interrumpir al chico en su día.

- No lo sé, pero si no le decimos entonces hay que provocar ese beso.

- Déjanos eso a nosotros - dijo Finado.

- Si, nosotros seremos su plan "b"- acepto Moribunda

- Me queda claro que aquí mis carnales si van a poder - volvió a hablar Evaristo -, hora namás hay que ver si Leo nos pela.

Se escucharon risas y gritos de alegría provenientes de la fiesta, la música empezó a sonar y los fantasmas se miraron entre ellos.

- No creo que nos haga caso- dijo el caballero.

- Intentenlo, tenemos hasta la una de la mañana para cerrar el lazo - sentenció Eva.

Era la misión más simple pero complicada a la que el equipo se tendría que enfrentar.

Una nueva aventura//Leo San Juan x Lectora//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora