CAPITULO 1

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Leo estaba atendiendo la panadería con una cara de desganado, se sentía aburrido, solo, le hacía falta la compañía de sus amigos fantasmas, los reclamos de Teodora, las peleas de Alebrije y Don Andrés, las incoherencias que Evaristo le decía a las calaveritas, la compañía de Xochitl, como la extrañaba, ¿cómo se puede hechar tanto de menos a la gente a tan solo una semana de que falten?,tal vez era porque había pasado mucho tiempo con ellos, cinco años de su vida se habían ido con ellos, sus aventuras, había vivido por ellas, sin estás su vida se sentía extraña, incompleta, maldecia el día en el que el Charro Negro lo había encontrado, daría lo que pudiese por volver a tener su don y ver a sus amigos una última vez.

-Te encargó el negocio chisguete - la voz de Nando lo saco de su ensoñación.

-Pos si ya estaba atendiendo - dijo molesto mientras volteaba a ver a su hermano.

-Por si las dudas- se puso un chaleco que traía en los brazos, iba a salir con esa niña parecida a Teodora- ,a por cierto a esta hora llegan unos clientes, los atiendes bien chisguete, ¡me voy!

Diciendo esto salió por la puerta de la panadería, Leo quedó un tanto confundido, pero tampoco le dió mucha importancia, el local estaba en completo silencio, pero antes de que el joven volviese a caer perdido en sus pensamientos escucho el tintinear de la campana de la panadería, alzó la vista para ver quién era.

Se trataba de un chico un poco alto, con un poncho café con rayas negras,una playera de tela color crema, sus pantalones eran cafés y andaba descalzo, su cabello negro con rizos le llegaba un poco abajo de los hombros, usaba lentes y sus manos estaban un tanto sucias.

El recién llegado ahogó un grito cuando vio a Leo y retrocedió un par de pasos, le miraba con miedo, el chico, como por inercia, salió del mostrador y se acercó al joven con preocupación.

-¿Estás bien?- pregunto Leo

Tardo un poco en responder pero después de pensarlo un poco,por fin salieron las palabras.

-Si estoy bien, es que estaba un poco distraído - su voz era carraspeosa y suave, al joven le causó un cosquilleo en el pecho al escucharlo.

-Buenos, bienvenido a la panadería San Juan, ¿que vas a querer? - dijo Leo tratando de aligerar el ambiente

-A si- dijo el otro chico como recordando algo-, me das tres conchas, dos cuernitos, una oreja, cuatro panes de ajonjolí-paro un segundo-, dos colorados y siete teleras por favor

-¿Tanto?- exclamó Leo completamente sorprendido.

El otro solo dió una pequeña risilla

-Ese que mis hermanos son bien tragones, es como si comieran coyotes y no personas

-¿Cuántos hermanos tienes?, ammm- dijo el chico sin saber el nombre del contrario

-Me llamo (V/M) Camacho Lázaro -se rio antes de proseguir - tengo 6 hermanos

El joven cazafantasmas se ahogó con su saliva y dejó caer una concha, el contrario solo se reía mientras veía su expresión.

-¿Que mal hiciste para ser castigado así?, yo namás tengo uno y no lo soporto.

-Pues quien sabe, tal vez le caía mal a mi madre

Leo le sonrió y (V/M) le devolvió la sonrisa, en cuanto San Juan termino de poner los panes en las bolsas el pelinegro se despidió y salió del lugar, sin embargo, al día siguiente, en la escuela, volvería a encontrarse con el, al lado de su silla, escena que todas las mañanas de los siguientes 3 años se repetiria.




-Hasta que te conocí - cantaba el Charro Negro mientras caminaba entre su sembradío de agave-, ví la vida con dolor...

A alguien había conocido, alguien que le rompió el corazón.

No te miento, fui feliz...

Era un amigo, una persona especial

Aunque con muy poco amor...

Recuerdos de peleas llegaban a su mente y luego de nuevo su recuerdo, lo extrañaba.

Y muy tarde comprendí...

Ahora comprendía de cierta manera a los humanos, el porque sufrir por alguien ahora estaba lejos de ser una fantasía, pero, a diferencia de ellos...

Que no te debí de amar jamás....

El ya no recordaba a la persona que había querido

Una nueva aventura//Leo San Juan x Lectora//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora