X. Caballero Fuerte

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Nota: Los cambios de este capítulo hasta el capítulo XII son mínimos.  No es necesario volverlos a leer. A partir del capítulo XII es la reescritura general de la historia :)

Rhaenyra recordaba vagamente a Harwin Strong, lo había visto en Kings Landing un par de veces. Era siete años mayor que ella y en todo el reino era conocida su fuerza y audacia.

-Dicen que es el hombre más fuerte de los Siete Reinos -le había comentado alguna vez su antiguo guardia, Criston Cole.

Pero para la princesa solo era un hombre, tan simple como cualquiera de los guardias que tenía su tío.
Según decía, su padre lo había enviado a ella para protegerla, pero solo parecía ser una molestia. Era como una sombra acechante, siempre al pendiente, esperando sus pasos, siguiéndola en todo momento.

-¿Me piensa seguir incluso cuando tome un baño? -le preguntó furiosa en alguna ocasión.

-De ser necesario -respondió él sin recato.

A diferencia de Criston, Harwin era bastante irritante. Se negaba a darle la razón a la princesa, y parecía divertirse con sus quejas.
No importaba que tan mal lo tratara, él siempre hacía algo aún peor para enfadarla más.

En alguna ocasión, su tío Daemon apareció con un pequeño carromato, nada lujoso pero sí bastante práctico, le dijo que podía usarlo para dar paseos por el recientemente inaugurado Puerto de Dragones, cómo llamaron al nuevo muelle. Rhaenyra no lo agradeció, la presencia de Daemon también le molestaba en demasía, sobre todo desde que los rumores aseguraban que había tomado como amante a una extranjera.

Al día siguiente, Sir Harwin le dijo que sería buena idea que saliera en el carromato a recibir a los nuevos madereros llegados de Dorne.

-No pienso subirme a esa cosa -respondió ella con altivez.

-¿Entonces no piensa ir a recibir a los madereros? -inquirió Strong, con su molesto tonito de sabiduría.

La princesa se alzó de hombres.

-Iré caminando.

-El calor parece uno de los Siete Infiernos allá afuera -replicó su guardia.

-¿Y qué? -respondió, sintiéndose ganadora- ¿Acaso el sol es demasiado fuerte para usted?

Strong lejos de responderle o enojarse, sonrió. Y aquella sonrisa irritaba aún más a la princesa, pues le decía que estaba tramando algo.

Un par de horas más tarde, Rhaenyra anuncio su salida. Tal y como lo había dicho, siguió a pie hacia el muelle, su guardia no la acompañó en el trayecto. Apareció sentado en el carromato, siguiendo sus pasos desde la comodidad del asiento del vehículo.

Aunque jamás lo aceptaría, el calor era verdaderamente insoportable a esa hora de la mañana. Haciendo el trayecto aún más pesado y largo de lo que en realidad era.

-¿No se supone que debería venir conmigo? -casi gritó la princesa.

-Eso estoy haciendo, princesa -dijo con un falso tono de inocencia- Pero jamás he sido fanático del calor. Sentir el sol pegando directamente a mi cabeza es un fastidio que prefiero evitar tanto como me sea posible.

Rhaenyra tenía las mejillas al rojo vivo, por el coraje y el ardor de los rayos.

-Se ve cansada, princesa -le dijo Strong después de un rato- ¿No quiere subir?

-No.

-Incluso hay vino aquí adentro -siguió él.

-No. Gracias, Sir.

Daemon & Rhaenyra: La Sangre De Dragones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora