Impresionar al beta sería sencillo, y teniendo en cuenta el sonrojo de Qingxuan y las poco sutiles miradas que le mandaba a su abdomen y brazos, no habría necesidad de perder mucho tiempo en ello. Sonrió como lo tenía ensayado, se acercó y con un to...
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Ninguno se acercó al interruptor para encender la luz, a pesar de que aún no estaban listos para dormir. Qingxuan tomó las frazadas y almohadas y las acomodó como pudo en la cama, usando la poca luz que venía de la ventana para guiarse. Xuan cerró con llave la puerta y se quedó un rato viendo entre las persianas. En silencio, ambos entraron a la cama, debido al pequeño espacio, el He movió al otro de tal manera que la espalda del omega estuviera pegada a su pecho. No era una posición ajena a ellos, estaban acostumbrados a dormir así desde los días en lo que la sala era el dormitorio del Shi y compartían el sillón.
Era tan extraño pensar en todo lo que había pasado ese día y en lo mucho que había cambiado su mundo, la confesión de He Xuan seguía muy presente en su mente.
Cerró los ojos.
Con su hermano fuera, se sentía más tranquilo y seguro, lamentaba esos sentimientos porque desde que tenía memoria Wu Du había sido el único que lo cuidaba pero seguía siendo un humano; y todos cometen errores, no podía culparlo de todo pero tampoco podía perdonarlo por haberlo llevado hasta el límite de querer la muerte.
El aroma de He Xuan lo rodeó placenteramente, pero; aunque quisiera, estaba muy cansado como para iniciar algo.
Sintió uno de los brazos del alfa rodear su cintura.
- ¿Qingxuan?
Abrió los ojos.
-No puedo dormir -admitió, dándose la vuelta.
-Yo tampoco -dijo Xuan, levantándose y apoyando su cabeza en uno de sus brazos- Fue un día de mierda.
Asintió, bajando los ojos.
-Lo siento...
-No por tí. La audiencia, el imbécil ese... -con un gesto de desprecio, He Xuan dejó el tema de Wu Du- Según Wen, fuiste tú quién hizo que el consejo no me culpará.
Con desconcierto, el Shi preguntó.
-¿Yo?
-Tu llamada.
-A-ah...
Se había regañado mentalmente por haber sido tan débil de llamar a He Xuan esa noche, antes de salir a casa de sus abuelos. Sintió que debía hacerlo, así que lo hizo.
¿Qué más importaba?
Tenía derecho a un adiós.
Si su llamada había ayudado al He a salir libre de la audiencia, estaba feliz de haberla hecho.
-No quiero que pase otra vez -expresó el alfa, interrumpiendo sus pensamientos.