Es curioso pensar lo tan grande y pequeño que puede llegar a ser el mundo. Habían pasado dos años desde la última vez que había visto a su amigo y justo ahora se volvían a reencontrar, desgraciadamente no de una manera tan agradable pero estaba feliz de saber que tenía buena salud.
Aunque claramente Masachika se había emocionado de más pues terminó corriendo y lanzándose sobre Sanemi, por poco caen del tremendo salto que el azabache había dado.
A quien podían engañar, estaban felices de poder cruzar nuevamente sus caminos.
—Ya veo... —murmuró sorprendido al escuchar el relató.
Todo esto era difícil de digerir, era increíble pensar que existían personas capaces de traicionar a sus seres queridos por salvar su propio pellejo.
—No voy a mentir, esto realmente me sorprendió. —admitió soltando una risa baja.— son muchas cosas que asimilar...
Masachika suspiró y rascó su nuca con la mirada perdida, ciertamente como policia había vivido muchos casos que rozaban los extremos, pero había quedado sin palabras ante esta situación. Carajo, era Sanemi, su mejor amigo, no podía quedarse con los brazos cruzados.
—Insisto en que este trabajo da los mejores chismes. —murmuró Murata, al escucharlo Genya asintió con la cabeza dándole toda la razón.
—Estoy seguro que los policías ya deben saber cuántos pelos tengo en el cu.—justo cuando estaba por finalizar la frase Sanemi carraspeó e inmediatamente se calló. Genya se hizo el desentendido y prefirió mirar hacia otro lado, ni loco le iba a dar la cara a su hermano lo más probable es que lo regañaría sin importarle que estuvieran en un lugar público.
Sanemi suspiró y dirigió la mirada a su amigo.
—¿Entonces, crees que podamos hacer algo para ayudarla?
Masachika suspiró.
—La verdad justo en estos momentos se han presentado muchos inconvenientes dentro de la estación, de hecho, era por eso que buscaba a Murata. —Al escuchar a su superior el muchacho infló el pecho y se puso firme.— hemos detectado conductas y actos incorrectos por partes de varios funcionarios, todos relacionados con el caso de la señora Uzui.
Sanemi arrugó las cejas confundido, no sabía si esto significaba algo bueno o algo malo. Mierda, se había calmado al encontrarse con Masachika pero una vez más comenzaba a angustiarse.
Trago grueso.
—¿Eso... es algo malo? —preguntó temeroso.
Masachika hizo una mueca y justo cuando abrió los labios con la intención de contestar, un fuerte portazo lo interrumpió.
Confundidos miraron en la dirección de la que provenia el ruido y al hacerlo la inquietud de Sanemi creció aún mas.
Con más de una hora de retraso, al fin Tengen y Kyojuro habían hecho su aparición.
—¡Lamentamos la demora! —Se disculpo inmediatamente Tengen una vez llegaron hasta ellos. Traía varias carpetas, CD's e incluso diferentes USB consigo.
—Y-ya llegamos. —jadeó exhausto, Kyojuro.
Justo cuando Sanemi estaba apunto de insultarlos por impuntuales se percato de una tercera persona. Abrió los ojos confundido al ver a cierto pelinegro a las espaldas de Tengen.
Lo miro de pies a cabeza aun incrédulo y una sonrisa socarrona se formó en su rostro.
—¿Tú, aquí? Que milagro. —soltó burlón.
Puso los ojos en blanco.—Agradece que vine, por mi hubiera preferido quedarme con mi esposa e hijos.
—Ay Obanai no seas malo. —Intervino Kyojuro pasando un brazo sobre sus hombros en un leve abrazo. —Apenas te enteraste saliste corriendo de tu casa para venir a ayudar, además eres el abogado indicado para este caso.
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Cry for me | Sanemi Shinazugawa
FanfictionMatener un matrimonio en decadencia no es tarea facil. Intentar revivir la llama de la pasión que alguna vez vivio su matrimonio la agobia. El desinteres de su esposo solo logra decepcionarla aún más. Sin embargo, todo cambiara con la llegada de su...