𝐗𝐈

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Suspiró con aburrimiento mirando por la ventana del apartamento, apenas era la hora del almuerzo. Sabía que hoy sería un largo y tedioso día, no tenía ánimo para nada.

—Que pereza. —murmuró dejándose caer sobre la cama.

Cerró los párpados y respiró hondo, intentando dormir un rato. Sin embargo, el timbre de su celular interrumpió su tranquilidad.

Sonrió emocionada y se levantó de un salto, quizas sería Sanemi. Arrugó la nariz extrañada cuando al sujetar el aparato identifico una llamada de un número extranjero. Dudo un poco, pero termino aceptando la llamada.

—¿Hola?

—¿Con la señora Uzui T/N?

Arrugó la nariz extrañada.—Ella habla, ¿Sucede algo?

Es de parte del BCC, es nuestro deber informarle que la transacción que ha realizado al Hotel Grand Macao ha sido finalizada exitosamente, gracias por su confianza.

¿Transacción? ¿Que Transacción? Pestañó confundida y negó con la cabeza, tenía que ser alguna especie de broma, quizás era Tengen que solo quería amargarle el día.

—Se equivoca, yo no... —la llamada fue colgada, interrumpiendo su explicación. Alejó el celular y miró con extrañes pantalla.

Si mal no recordaba jamás había realizado alguna llamada al exterior, mucho menos haría una transacción, ni siquiera conocía a alguien en China.
Soltó un suspiro por la nariz y se dejó caer nuevamente a la cama.

—Que extraño... ¿Sanemi habrá hecho alguna transacción y no me informó? —se cuestiono asimisma en un murmullo. Rápidamente negó con la cabeza, descartando por completo esa idea, era imposible. Sanemi jamás realizaba cosas sin él consentimiento de los demás, era algo muy imprudente.

Dió un saltito al escuchar unos golpecitos al otro lado de la puerta.

—¿T/N? —hizo una mueca al escuchar la voz de su esposo.

—¿Sí?

—¿Podrias darte prisa? Estamos retrasados. —rodó los ojos molesta y se mantuvo en silencio. Del otro lado de la puerta percibió un suspiro y tras unos segundos se escucharon sus pisadas alejarse del pasillo.

Dejó su celular sobre el colchón y se levantó, caminando hacía el armario en donde se encontraba el traje que debía utilizar. No le agradaba del todo tener que relacionarse con las personas que formaban parte del entorno laboral de su marido pero sabía que no podía negarse.

Con algo de pereza se colocó el vestido, inspeccionando cada detalle enfrente del espejo. Era un lindo vestido blanco con pequeños detalles de encaje como adornos, bastante adorable.

Sonrió emocionada y dió una vuelta riendo con felicidad, le gustaba muchísimo este estilo.

Tomó unos tacones del mismo color y se los coloco rápidamente para salir del cubículo. No quería utilizar maquillaje, tardaría más tiempo y posiblemente ni le terminará gustando el resultado.

—¡Ya estoy lista! —anunció felizmente una vez había llegado a la sala de estar. El joven levantó la vista de su móvil y al verla hizo una mueca para nada disimulada. —¿Que pasa?

—¿Vas a ir, así? —movió su dedo de arriba a abajo, señalando su atuendo.

—¿Por qué? ¿Tiene algo malo?

—No quiero que lo tomes a mal, pero...

—¿Pero? —repitió, arrugado la nariz.

—Te ves mal. —Pestañó varias veces al escucharlo. Uzui apuño los labios y arrugó la glabela, intentando encontrar las palabras para describir ese vestido. –—¿No crees que ya estas bastante grandesita para usar ese tipo de ropa? De verdad pareces una niña.

Apretó la mandíbula y miró el piso intentando retener sus lágrimas. Respiró hondo e intentó fingir desinterés.

—Voy a cambiarme.

—No. —negó con las manos y se levantó.—Vámonos, ya es tarde. La próxima vez ten en cuenta que podrías hacer el ridículo con este tipo de ropa. Enserio no puedo creer que te vistieras así. —asintió con la cabeza y le siguió hasta la salida.

Durante todo el camino hasta la empresa Uzui se la paso criticando su vestido. Argumentado que era algo "infantil" y sería un bochorno presentarse en ese estado.

T/N simplemente se mantenía en silencio, admirando su propio reflejo por la ventana del auto. Pequeñas lágrimas lograron escapar de sus ojos, pero rápidamente las limpiaba e intentaba fingir que nada había pasado. No podía llorar, de hacerlo se crearían diversos comentarios si los invitados le vieran en ese estado y la empresa se perjudicaría por su culpa.

Tras largos e incómodos minutos llenos de críticas y comentarios desagradables, por fin habían llegado a la empresa.

Uzui estacionó el vehículo y dejó sus manos descansar sobre sus rodillas, miró de reojo el perfil de la joven y rodó los ojos fastidiado, a su parecer, estaba actuando de una manera muy infantil.

—Shinazugawa debe estar esperándonos en la entrada, vamos. —salió del auto dando un portazo.

La muchacha respiró hondo y arregló alguno de sus mechones para bajar del auto. Caminó unos cuantos pasos más atrás de Uzui, manteniendo su mirada fija en el piso. No tenia ganas de participar y su poca emoción se esfumó por completo gracias a su esposo, la única persona a la que realmanete esperaba ver quizás y estaría tan ocupado que no podrían siquiera charlar.

—Buenas tardes, Uzui. —su corazón se aceleró al escuchar su voz. Discretamente levantó la vista para verle, Sanemi lucia una camisa gris de mangas recogidas que favorecía su silueta, se veía realmente bien.

—Shinazugawa, hola. —miró a su alrededor y alzo una ceja.— ¿Han llegado los invitados?

—No señor.

Suspiro aliviado y paso una mano por su cabello, peinandoló. —Menos mal, pensé que llegaría tarde. —Sanemi alzó una ceja curioso y asintió con la cabeza. Uzui miro por sobre su hombro y frunció los labios. —T/N no te quedes ahí, si no querías venir, no hubieras venido y ya. Deja de actuar como una niña.

Al escucharle los ojos de Sanemi se engrandecieron y comenzó a buscarla con la mirada, logró enfocarle a unos pasos mas atras, con una expresión llena de vergüenza e incomodidad.

Asintió rápidamente con la cabeza y se acercó a su esposo. —Lo siento.

Rodó los ojos y agitó su mano, restandole importancia. —Da igual, entremos. —respondió, abriéndose pasó hasta el salón principal del edificio, mientras ambos jóvenes se mantuvieron en silencio admirando su silueta alejarse.

Una vez estuvo lo suficientemente lejos, Sanemi giró su rostro a la derecha, enfocando el perfil de T/N. La joven imitó su acción y sonrió entristecida.

—Hola, Nemi.

Sanemi se mantuvo en silencio y le admiro de pies a cabeza. Suspiró y llevó una mano a su cintura, jugueteando con el cuero de su cinturón.

—Te ves... —apretó la mandíbula y bajo la mirada avergonzada, sabía que no debía hacerse ilusiones, seguro también le diría lo mal que lucia. —hermosa...

—¿Eh? —levantó rápidamente la cabeza y lo miró sorprendida.— ¿Que dijiste?

—Te ves hermosa.—repitió.—pareces una princesa.—soltó una risita llena de ternura y con cuidado dejó un beso sobre su cabeza.—¿Entramos, amor?

Sonrió avergonzada y asintió felizmente sujetando su brazo. Se sentía feliz, todos sus dolores y tristezas se esfumaron en un santiamén, solamente Sanemi lograba hacerla sentir de esa manera tan especial.

Cry for me | Sanemi ShinazugawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora