Capítulo 08

1.7K 100 21
                                    

Maeve.

Después lo siguiente que siento es la falta de su cercanía, ya que se levanta dejándome sola aquí en su enorme cama y yo, para no estar tan expuesta en este momento a pesar de lo que acaba de pasar, con pesar, me cubro con sus sábanas.

Y de hecho... apenas recuerdo que tendi su cama hace un rato, cambie todo por sábanas limpias y ahora todo está sucio después de lo que acabamos de hacer.

Los movimientos que hace Aemond por su habitación llaman mi atención y me incorporo, observándolo.

Se está colocando calzoncillos y pantalones limpios, aún con su torso desnudo y yo me mantengo, insegura, aún en su cama y con las sabanas cubriendome.

¿Qué debería hacer ahora?

Mi mirada cae después en sus enormes ventanales, viendo que la mañana del día es ya más clara.

Entonces lo recuerdo de golpe.

Oh Dioses.

No he limpiado las habitaciones de la princesa Heleana y la mano del rey.

Y ahora tengo que volver a tender está cama, tomándome un poco más de tiempo.

Me meteré en problemas con la nueva Septa porqué ya es muy tarde.

Dioses, debo apresurarme.

Observó a Aemond, pero ya no está, eso llamando definitivamente mi atención. Entonces escucho movimiento en su cuarto de baño, donde debe de estar terminando de prepararse.

Y yo rápidamente bajo mi camison blanco de mi cuello para cubrirme el cuerpo y así no estar completamente desnuda, levantandome, ignorando el leve ardor entre mis muslos.

Y al observar las sábanas, siento la sangre subir a mis mejillas cuando veo una pequeña mancha de sangre más que visible en la sábana blanca.

Me avergüenzo y con más razón comienzo a quitar esa sabana para ir a lavarla en cuanto termine de limpiar las habitaciones que me faltan.

La comienzo a hacer bola para guardarla en una bolsa de las que hay en el carrito que traje cuando la voz molesta de Aemond dirigiéndose a mi llama mi atención al instante, observándolo.

—¿Qué estás haciendo, Maeve?

Ahora completamente vestido, tan elegantemente como siempre, con sus ropas negras de cuero, supongo que no teniendo tiempo para tomar un baño, se dirige rápidamente hacia mi y me observa molesto.

—¿Por qué estás destendiendo mi cama?

—Bueno...—lo observó apenada.—Hay una mancha de mi sangre y si no se lava pronto...

Aemond, con un gesto irritado, me arrebata la sábana de las manos y sin inmutarse, se dirige a la chimenea y la lanza al fuego, dejándome sin habla.

—Ahí está.—me observa molesto.—¿Recuerdas que ya no tienes que hacer más esto?

—Pero no he limpiado las habitaciones que me faltan, Aemond.—digo, preocupada.—Me meteré en problemas con la nueva Septa porqué ya es demasiado tarde y...

—Siete infiernos.—rueda su ojo, interrumpiendome y nuevamente se dirige hacia mi.—Ya no eres más una sirvienta, Maeve.—me sujeta el rostro con ambas manos.—Me dijiste que si, que aceptas tu nueva posición para estar a mi lado y esa es ayudando al Archimaester y siendo la compañía de mi hermana.

—¿Ahora?—preguntó torpemente.

—Si, Maeve, ahora.—me responde casi frustrado, como si no fuera obvio.—Le enviaré la noticia a la nueva Septa con Sr. Arryk para que envíen a alguien más a limpiar las habitaciones. Pero tú ya no tienes que preocuparte ni mucho menos hacerlo.

𝐆𝐑𝐄𝐘 𝐀𝐍𝐃 𝐁𝐋𝐔𝐄──𝐀𝐄𝐌𝐎𝐍𝐃 𝐓𝐀𝐑𝐆𝐀𝐑𝐘𝐄𝐍.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora