Así transcurría la vida de la familia Madrigal para cuando llegaron al Encanto Regino y Ángel Miranda con sus regalos y su simpatía. En este estado de complacencia se hallaban todos cuando Alma, seducida por las palabras de los parientes perdidos del abuelo Pedro, decidió enviar a Luisa, Pepa, Isabela, Camilo y Antonio lejos del pueblo para ayudar a esos primos lejanos. Se calculaba, según lo dicho por los Miranda, que estarían fuera unos cinco meses, si bien les iba, por lo que hubo llanto y una gran fiesta de despedida. Pepa y Félix, por ejemplo, se besaban con pasión, diciéndose palabras amorosas, bajo una lluvia individual pero torrencial, como si fueran a separarse para siempre. El hombre incluso corrió lanzando besos tras la carreta en la que partían su esposa y sus dos hijos varones en el momento de darse el último "hasta luego".
Julieta y Agustín también despedían a sus hijas mayores llorando y abrazados. Dolores y Mariano agitaban las manos, el joven Guzmán sostenía de la cintura a su mujer, que se encontraba en sus primeras semanas de embarazo, para darle consuelo. Alma enviaba besos con ambas manos. Bruno, junto a Mirabel, miraba en silencio la carreta alejarse con la mitad de su familia en ella. Precisamente con esa mitad cuyos dones, se podía decir, eran de choque. Los dones más activos, los que se volcaban sobre los elementos, ejerciendo poder sobre la materia. Se mordía el labio inferior. Un horrible pensamiento atravesó su cerebro como un rayo. ¿Qué podrían hacer él y Dolores, con sus dones sensoriales, en caso de que pasara algo malo? Siempre era de utilidad conocer el futuro y poder espiar los rincones más escondidos del presente, pero estaban tan acostumbrados ya a la fuerza, a tener a la madre naturaleza, vegetal y animal, de su lado, a los poderes primordiales del sol, del viento y de la lluvia... Tuvo que tragar saliva con angustia. Por lo menos Julieta estaba ahí, como columna, capaz remediar lo casi irremediable. Los Miranda habían pedido también la ayuda de la trilliza mayor para su problema, pero por lo menos Alma tuvo el buen tino de no querer enviarla también a ella. En su lugar, se enviaron en la carreta canastas y canastas de galletas sencillas, hechas de maíz seco y avena para que duraran lo más posible, pero al fin, ricas como comida de Julieta Madrigal que eran.
_ ¿Qué tienes, tío Bruno? _ escuchó una voz a su lado. Cuando regresó a la realidad, vio a sus dos sobrinas que lo miraban extrañadas, una colgada de su brazo y la otra del de su marido. _ Tienes una expresión rarísima _ terminó de decir Mirabel.
_ Nada, chamaca, me distraje. _ repuso Bruno sin darle importancia. Mirabel no le creyó, pero no insistió en preguntarle; no lo haría frente a los demás.
Cuando la carreta se perdió de vista más allá del pasaje entre las montañas, los Madrigal regresaron a Casita en los autos que les habían regalado los Miranda.
_ No me gusta este trasto, es como meterse a un horno. _ repeló Bruno sentado entre Mirabel y Mariano mientras se rascaba el brazo con cara de fastidio.
_ Pues yo estoy fascinado _ dijo Agustín, que conducía el coche, torpemente, pero la mar de divertido.
_ Andas muy remilgoso últimamente, hermanito querido. ¡Ay, cuidado, Agustín! _ exclamó Julieta sobándose la sien. Un movimiento brusco del carro, culpa de los malos manejos de su marido, había hecho que se golpeara contra la ventana.
_ Perdóname, mi vida. _ dijo el chofer sin quitar la vista del camino mientras su esposa mordisqueaba una galleta para curarse el chipote que amenazaba con salirle en la cabeza.
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Don Regino parecía mejorar muy pausadamente de sus ataques nerviosos, pero ese lento restablecimiento permitió a su hijo Ángel separarse de la cabecera de su padre para distraerse un poco. Para ello eligió precisamente la compañía de Mirabel y el joven se dedicó a pasar todo aquel mes en su compañía
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La magia juega con nosotros. (Propuesta indecorosa)
FanfictionUn terrible peligro amenaza Encanto, a la familia y a Mirabel. Cuando los Madrigal indaguen en el futuro en busca de una salvación, no podrán creer lo que la magia les tiene preparado. (MIRABRUNO)