XVIII.- Encanto despedazado.

21 1 0
                                    

Él había escuchado puros ruidos de fondo, sumido como estaba en su miseria rebosante de culpa, de arrepentimiento no por las elecciones tomadas, sino por haber tenido que tomarlas. Tarareaba en voz bajita mientras le acariciaba la cara muerta y le peinaba los cabellos con sus dedos.

_ ... soy tu poeta soñador que siempre hace róndelas para tu hermosura, mas esta noche no sé si es locura la que me indujo a llegar hasta ti... _ entonaba el bolero que usara en otros días para enamorar a la hermosa Irene. Antes de que los Miranda revelaran su verdadero rostro, antes de que partieran en dos a la familia Madrigal con la excusa de necesitar de su ayuda, antes de que él supiera lo mucho que iba a cambiar su propio destino... y el de Irene, y el de su sobrina Mirabel.

¡Si tan sólo hubiera dado en mirar al futuro en esa época! Quizá habría podido prevenir todas esas cosas horribles. Pero no, no era tan ingenuo como para creer eso del todo. Seguiría siendo echar una moneda al aire. Las posibilidades, son un problema. Siempre están ahí acarreando dudas, complicándolo todo, arrastrando a los pobres mortales a vivir.

Y ahora Irene yacía sin vida en el suelo. Por culpa de él. Y podía escuchar el llanto incontenible de Mirabel detrás suyo... por culpa de él. Volteó a verla y la encontró apretando un bebé entre sus brazos, meciéndose o quizá meciendo al pequeñito. ¡Era su bebé! Irene y su primogénito. Muertos por su culpa. Sin darse cuenta de lo brusco que estaba siendo, tomó de los brazos de su sobrina a la criatura. Era un varón. Le pareció que tenía sus ojos y la piel de Irene. O quizá veía cosas porque sólo era un animalillo arrugado, como todos los bebés. Sentía el calor que se desvanecía poco a poco en Irene y en el bebé y sentía su mente perderse en un limbo sin sentido; las figuras que veía no tenían forma, los sonidos que escuchaba eran incomprensibles, sentía que tentáculos de pulpo lo jaloneaban sin piedad y la boca le sabía a metal sucio.

Muchas imágenes en su cabeza comenzaron a torturarlo sin control. Veía a Mirabel llorando, sudorosa y con los dientes apretados, él no se veía por ningún lado. La visión cambiaba. Se veía a sí mismo sentado a la mesa con el rostro inexpresivo, rodeado de niños gritones, él miraba al frente y asentía a algo que alguien le estaba diciendo, pero miraba sin ver en realidad lo que tenía delante: a una Mirabel cansada e insatisfecha, añorante, que se ponía de pie con el llanto atorado y se dirigía cargada de platos rumbo a otra habitación. Venía una escena diferente; él lijaba una puerta de madera que yacía contra el piso de una habitación infantil. A su lado varias herramientas desperdigadas por el suelo quedaban sin supervisión. Un niño pequeño, como de cuatro años, de rizos y ojos enormes hablaba sin parar a su lado, él sólo asentía con la cabeza, no parecía estar escuchando de verdad. El niño tomaba un martillo que le quedaba muy grande y trataba de golpear el marco sin puerta de la guardería. Sus pequeñas manitas no lo aguantaban y lo dejaban caer sobre sus pies pequeños, el niño rompía a llorar de dolor y hasta ese momento, Bruno lo miraba por fin, agobiado por el fastidio y la culpa. Más horribles panoramas irrumpieron en su psique, sin su permiso, contra su voluntad: llanto, cansancio, él y su sobrina durmiendo en la misma cama sin tocarse, comiendo en la misma mesa sin mirarse, un lugar muy distinto al Encanto, un anciano Bruno que moría en una cama y una Mirabel sólo un poco más joven que lo miraba irse al otro mundo, cargada de tristeza fría y resignada, con arrugas en la frente que parecían reflejar años de desamor soportado a duras penas. No pudo más y se desmató aterrorizado apretando entre sus brazos dos cuerpos inertes de los que se tenía que despedir.

****************

Una bola de luz brillaba al fondo, era naranja, casi roja. Penetraba entre la cárcel de sus pestañas que lo protegían del mundo exterior. No lo supo, pero se quejó en voz alta.

La magia juega con nosotros. (Propuesta indecorosa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora