Recostada sobre la cama en la que dormía desde hacía pocas noches, Mirabel lloraba en posición fetal. Nunca imaginó que podría encontrarse en una situación tan horrible. Todos habían sido tan ingenuos, tan estúpidos al confiarse de sus dones y de la protección que les había dado Encanto y la Casita misma.... El mundo exterior debía ser un lugar atroz si los que vivían ahí eran la mitad de malos que los Miranda.
Y ahora, Mirabel repasaba en su mente el horrendo futuro que le esperaba. Ser usada como hembra de granja para producir más seres mágicos, ahora para la "gloria" de aquel hombre despreciable que, ahora lo sabía, iba a tomarla de la peor manera imaginable. Su destruido corazón le golpeaba las paredes del pecho, le dolía, no como metáfora, sino físicamente. No podía ni respirar y el llanto le escocía los ojos. ¿Cómo iba a vivir a partir de ahora?
Y por el otro lado estaba su tío Bruno. ¡Bruno!, que se le volvía a presentar en el panorama como objeto de deseo, a pesar de todo lo que había luchado contra esos sentimientos. Ahora lo necesitaba no sólo por encarnar su amor desesperado, sino porque el destino lo mostraba como su salvador, ahora resultaba que entregarse a él era lo único que podía sacarla de ese problema. Que tener a sus hijos la ayudaría de algún modo...
Ella había permanecido callada desde que se reveló esa parte de la visión, tratando de ocultar la dolorosa esperanza que nació en su pecho cuando vio con quién tenía que... procrear si quería salvarse y salvar a todos. Eso ya no sería algo forzado, como había creído antes de la escena en la que se revolcaba con su tío. ¡Precisamente con el único hombre que había amado! Aquél que pensaba que le estaría vetado de por vida. Cuando vio las imágenes dentro de la cúpula esmeralda había sentido algo inflamarse entre sus piernas, creyó que su rostro o su corazón desbocado iban a traicionarla. ¿Acaso podría sentirlo? ¿besarlo? ¿conseguir que sus manos masculinas la tocaran? Mirarse en el fondo de sus ojos... Cubrirse con sus caricias, dejarse poseer por él como por un espíritu del desierto... Perderse en su voz arenosa mientras le hacía el amor... Tener la dicha de hallarse entre los brazos del ser que amaba... y después quedarse para siempre con el fruto de su unión... Y al parecer esa gravidez la haría fuerte. No le extrañaba. Tal vez la magia conocía sus sentimientos por aquel hombre maravilloso. Tal vez era puro capricho del Milagro... o ¿para tener más Madrigales a la hora de pelear? ¿Es que iba a ganar poderes que no tenía si cargaba con los cuatro bebés de Bruno? No se le escapaba que iban a ser varios de jalón... Ay...
Pero no ganaba nada con elucubrar al respecto porque nada de eso iba a suceder. "No tengo ni idea de por qué la magia hace lo que hace, siempre ha sido un desatino absurdo. Yo jamás querría hacerle daño a mi sobrina, ¿por qué me culpas por algo que ni ha pasado, ni va a pasar?" Había dicho su tío cuando su padre lo enfrentó. Un desatino absurdo... Y luego accedió obligado porque qué más le quedaba si sabía que de lo contrario ella lo pasaría muy mal toda su vida. Ahí estaba otra vez Bruno haciendo cosas dolorosas para él con tal de salvarla. Pero ella ya no iba a permitir eso. Entregándose a ese despreciable Ángel Miranda, ella salvaría a su familia de la muerte y la tortura, y a Bruno de sacrificarse otra vez por ella. Nadie tendría que sufrir por su causa. Además, no era como que pudiera escapar o defenderse de ser tomada por la fuerza.
De tan sólo recordar el rostro frustrado de su tío, el ceño fruncido, quizá enojado con la vida que siempre le ponía problemas enfrente, cuando le dijo que haría lo que ella quisiera... Sus sollozos se hicieron más largos, comenzó a abrazarse a sí misma. Entonces sonó la puerta de la habitación.
Mirabel interrumpió su llanto y limpiándose nerviosamente las lágrimas se puso de pie y fue a abrir. Era su padre. Muy serio, entró en el cuarto y tomó asiento sobre la cama palmeando el sitio junto a él con la mano izquierda. Su hija se sentó a su lado.
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La magia juega con nosotros. (Propuesta indecorosa)
FanficUn terrible peligro amenaza Encanto, a la familia y a Mirabel. Cuando los Madrigal indaguen en el futuro en busca de una salvación, no podrán creer lo que la magia les tiene preparado. (MIRABRUNO)