VI.

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CHAPTER SIX
his kids
september 23th, 2022.




Una repetición del Miss Inglaterra se estaba reproduciendo en el televisor de la sala cuando sonó el timbre de entrada.

La semana de Lizzie ya resultó terrible de por sí; pero ese día fue el peor de todos. Casi se durmió en clase de Historia del Arte; lo que le ganó varios ceños fruncidos y miradas confusas por parte de sus compañeros. Lizzie no era de las personas que dormían en clase. Varios de ellos se ofrecieron a llamar a Jude, por si necesitaba algo; aunque Lizzie los desestimó y sólo rezó en silencio para volver a Manchester sin ningún contratiempo.

Estar embarazada apestaba.

Lizzie perdió la cuenta de cuántas veces había aprovechado el sonido de la regadera y las gotas de agua en su cara para disimular que estaba llorando. Levantarse de la cama era un suplicio en estos días; ingerir algo de comida y retenerla en el estómago parecía una época lejana para Lizzie y tenía ganas de ir al baño, todo el maldito tiempo. Ella le haría un altar a mamá, a Betty y a la abuela Jorgina (que tuvo trece hijos) por poder aguantar esto sin quejarse ni una sola vez.

No tenía idea de cómo soportaría nueve meses, si a la semana ya quería rendirse.

—¿Quién carajo es? —gruñó, con un esfuerzo inmenso para levantarse del sofá.

El timbre sonó de nuevo.

Lizzie masculló groserías e improperios. Nadia todavía estaba atrapada bajo contrato con el tour de estreno de House of the Dragon; no importa cuánto discutiera con sus abogados por una salida o le prometiera que vendría. Jude tenía una llave propia, así que no necesitaba usar el timbre. Lizzie no tenía otros amigos en Inglaterra (el hijo de puta de Lory se negó a completar los papeles de la transferencia a Oxford) y sus abuelos, los únicos que le quedaban, nunca habían salido de Colombia.

Había una persona más que podría buscarla; pero, a orden del tribunal británico de casos infantiles, él tenía prohibido acercarse a ella a menos de 100 metros hasta que cumpliera veinte años. Nadia se aseguró de mantener cualquier rastro de Lizzie fuera de la prensa o las revistas amarillistas; por lo que, incluso sin la orden, su padre no tendría manera de encontrarla.

Cuando abrió, dispuesta a mandar a la mierda al ser humano detrás de la puerta, las palabras se le quedaron atascadas en la garganta. Lizzie sintió las lágrimas formarse en sus ojos de inmediato; sintió que el corazón le latía a una velocidad aterradora y lo único que atinó a emitir fue un pequeño jadeo de anhelo.

Davi sonrió de oreja a oreja.

—¡Sorpresa!

Lizzie no dudó. Ella cayó de rodillas y envolvió los brazos alrededor del cuerpo de Davi, profiriendo un sollozo de angustia y alivio, todo en uno, mientras dejaba que la cálida esencia del niño la contagiara. Davi se colgó de su cuello sin ningún problema y parloteó sobre lo mucho que la había extrañado, su acento portugués destrozando algunas partes de la pronunciación a español de las palabras.

KARMA ━━ julián álvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora