Voyerista

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Traté de escaparme, de correr y huir a cubrirme con algo, pero él me lo impidió, me empujó con más fuerza contra el vidrio follándome de forma bestial. Mitad de mi cara estampada y deformada contra el frio del vidrio templado.

Me tarde unos segundos para reconocer esa figura en la penumbra. Se trataba de Juls que desnuda y solo con el chal encima parecía un fantasma entre los arbustos. 

Había salido de la casa, a hurtadillas, sin hacer el más mínimo ruido, como toda una experimentada pervertida, una desconocida. No se veía como si fuera la primera vez que lo hacía, cuando me miro a los ojos y sonrió sin tanta maldad, descubrí que a mi amiga le encantaba caminar por ahi, aprovechando alguna ventana mal cerrada y observar a los vecinos en su momento más íntimo.

Maldita pervertida, reí de vuelta y cerré los ojos disfrutando cada embestida. Sentirme tan expuesta no era lo mío, pero de algún modo ellos me daban seguridad de que también les gustaba por mi físico. Que les gustaba verme y no tenía por qué esconderme más.

Él me soltó las manos, pero me las llevó hacía adelante para que las apoyara del ventanal y le hice caso. Me tomó de las caderas y me penetraba con fuerza, sentía como si me quisiera hacer atravesar el vidrio a punta de vergazos.

Juls, le hizo desde fuera una mímica para que me diera palmadas y él atendió su pedido. Abandono su escondite, dejo caer el chal quedando desnuda a unos pasos de nosotros, el frio hizo que su piel se llenara de bolitas como piel de gallina y sus pezones se endurecieron como caños prestos a disparar. Se acercó al vidrio pasando la lengua por mis pezones y luego se hizo frente a mi mirándome a los ojos.

- Vamos princesa, por mí, ¿sí? por favor, vente para mi

Jaime me metió la mano adelante y con sus dedos me acariciaba gentilmente en círculos, me apretaba los senos desde abajo y los subía hasta mi boca para que los chupara, mientras que con su miembro me penetraba como una bestia.

- Ay jueputa, me enloquecen

- Vente para mi --me miró frunciendo el ceño--

Esa actitud mandona nunca se la había conocido, me excitaba demasiado.

- Que te vengas, he dicho

La miré a los ojos con algo de rabia lo debo aceptar porque no me gusta dejar que nadie se me imponga, pero me pudo más la excitación. Me empezaron a temblar las piernas

- Ayyyyyy jueputttaaaaaaa, ahhgggghhhh si

Caí sentada de rodillas gimiendo y ni siquiera me dejo tomar aire, me agarró del cabello y me lo metió a la boca. Me follaba la cabeza como una cosa más.

 Me follaba la cabeza como una cosa más

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Ella es: Kelly (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora