Capítulo 19

9 0 0
                                    

No dudamos en llamar a Mason y darle informe sobre lo ocurrido en manos del Maestro. Le damos información sobre la ubicación de Katrina mientras nos disponemos a ir a la zona. Me alisto lo más rápido que puedo sin oportunidad de ducharme, solo me pongo mi uniforme y salgo detrás del Maestro. Los dos vamos lo más veloz posible a la zona donde Katrina se halla oculta, realizamos un viaje rápido con ayuda de un taxi. Al llegar hasta donde se encuentra ella retenida, doy vista a un edificio en ruinas, está a poco años de desplomarse. Estoy admirando el grave estado de arquitectura mientras el primero que ingresa al establecimiento, su seguridad me indica que tiene conocimientos de este establecimiento luego de lo ocurrido. Sigo sus huellas mientras no despego mi mirada de los alrededores. La suela de nuestras botas resuenan en el piso lleno de tierra y polvo, varios cristales rotos son aplastados sonando como hojas secas. Caminamos en el interior hasta llegar a mitad del edificio, su centro. Entre la poca iluminación, cruzamos una pared y mis ojos la encuentran.


Una figura femenina se encuentra sentada, inmóvil y retenida en el suelo, su cabello logra hacer eco en mis memorias. Siento una impresión que apenas si puedo controlar. Mi corazón bombea con descontrol, parecen tambores, resuenan ansiosos. La nostalgia se oscurece en mi con encontrarla a mis ojos, la vergüenza se interpone por la forma en que la encuentro ahora, no se presenta como una conocida, sino como lo que ahora es, una criminal. Su cabeza agachada impide que observe su rostro, no tiene intenciones de mostrarlo. Al cabo de unos pocos minutos, el vehículo de Mason llega con un grupo de hechiceros del rango S. Estos hechiceros intervienen vigilando la zona mientras Mason ingresa junto a Wanther, quien se aparece con un cigarrillo encendido en sus labios. Katrina de rodillas y apuntando su rostro al suelo, tiene su boca atada con un par de tela, igual que sus brazos y piernas, siendo insuficiente estaba atada a un pilar del edificio. Está inmóvil sin enderezar su cabeza.


Mientras se organizan, puedo adquirir la valentía para acercarme a ella con cuidado. Un escalofrío recorre mi piel, me hace sentir distinto. Camino hasta detener mi paso frente a ella, algo que no parece inmutar a ella puesto que no reacciona. Solo alcanzo a ver mis zapatos, ni siquiera sé si tiene sus ojos abiertos o no. Sostengo aire y me atrevo a dirigirle la palabra.


—Hola, Alie. —digo, parado frente a ella.


Apenas mi voz se alza con cuidado, percibo una reacción en ella. En lo más oculto de su cuerpo, su indefensa mano se va cerrando como una flor para formar un puño. ¿Estará ansiosa de golpearme? Lo siento. Me aparto de ella para asomar mis ojos en quien está fijándose en mis acciones, el Maestro, quien me ve a la distancia.


—¡Inspeccionen el área! No quiero algún truco cerca. —insinúa Mason, dando la orden para después, acercarse a Katrina.


La mirada de Mason es la de una bestia. Reprocha con todo su ser a quien tiene a sus ojos. Katrina no nos observa, tiene seguro que quien permanece a su frente es la misma Mason, mujer a la cual pretendía evadir. Katrina no endereza su vista ante nadie, sin embargo hubo una excepción. Sus ojos se levantan junto a su rostro, nos ignora a todos para priorizar a una persona, a un hechicero con nosotros que se acerca con asombro. Su sombra, una segunda vida en él, deja una enorme mancha sobre el cuerpo inmóvil de Katrina.


—Vaya lugar. ¿Aquí te peleaste con ella? —pregunta Wanther, quien apenas viene entrando a esta zona.


—No me pelee, la capture. —responde el Maestro, sin dirigirle la mirada.


Guerra del dominioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora