𝗱𝗶𝗲𝘇 - 𝗅𝖺 𝗇𝗈𝗋𝗂𝖺

6.5K 677 33
                                    

Caminamos cerca de la noria, según recuerdo vagamente, se llamaba Rueda Ferris y este lugar estaba rodeado de agua, hoy todo está oxidado y abandonado, el mar solo dejó un pantano atrás, desapareciendo de nuestras miradas. Caminamos por las calles y puedo reconocer boliches y tiendas de entretenimiento, todo cerrado y abandonado, cada uno de nosotros tiene una linterna y el arma posee un cinturón que nos permite mantenerla colgada de nuestro hombro. Eligieron un lugar para poner nuestra bandera (es fosforescente, llegando a ser color radiactivo), estábamos en un punto oculto entre un carrusel y la noria, todos estaban discutiendo en cómo descubrir en donde está el equipo de Eric, en cómo enfrentarlos, los escucho y veo a Tris, quien igualmente comenta qué debemos hacer.

Frunzo el entrecejo, no se supone que suceda esto.

Retrocedo unos pasos y voy a la noria, se ve muy alta y mis ojos se abren de asombro— ¿será que se contagia el instinto suicida de la protagonista? —. Me pregunté al quitarme mi arma y dejarla a un lado, comencé a subir la escalera de la noria, se veía oxidada, preparada para caerse.

—¿No planeas saltar, cierto? —me giro y bajo mi mirada, sonrió al ver a Cuatro.

—No, sólo necesito altura para ver mejor su posición —sigo escalando con cuidado, intentando no pensar que cada paso estoy más lejos del suelo, entonces lo escucho, veo de reojo como Cuatro comienza a seguirme escaleras arriba.

¿No le temías a las alturas?

Cuatro observa fijamente los peldaños de la escalera, una tras otra, parece ser un robot.

Ah, ahí está.

Sonrió al notar aquello, pero no me doy cuenta de que al pisar un peldaño este se suelta y casi me caigo, mi pie se mete en el orificio hueco de la escalera y Cuatro me sostiene con su mano libre, la otra se sostiene de la escalera, su pecho sirve como un apoyo para mí, porque estoy en una posición crítica. Me sostiene de la cintura y me ayuda a acomodarme, son segundos de silencio qué agradezco, cuando vuelvo a acomodarme, sujetar las orillas de la escalera y tener los pies en los peldaños, suspiramos juntos.

—Bien —dice, continúo subiendo sabiendo que él está unos pocos peldaños abajo de mi—. Es buena altura.

Comenta, miro a mi alrededor y apenas logro ver más allá de unos edificios, necesito ver más lejos, apenas si veo los techos—. No, falta más altura —sigo escalando, pero me detengo cuando no escucho los pasos detrás de mí, unos peldaños más abajo Cuatro observa a su alrededor y después centra su mirada en los peldaños.

Estúpida, le teme a las alturas.

—Si quieres puedes quedarte aquí, yo seguiré subiendo y nos reencontramos de regreso —digo, él se lame el labio y los aprieta, es un gesto de molestia.

—No hagas eso—. Dice al seguir escalando, frunzo el entrecejo.

—¿Hacer qué?

—Tenerme lástima, no quiero tu lástima.

Miré los peldaños, olvide eso, esto no es por ser un osado, esto va más profundo, cuando niños no quería que fuésemos amigos por el hecho de que temía que sintiera lástima por su vida, no hay nada peor que la lástima, pero no sé qué decir, no soy buena dando consejos y mucho menos fingiendo que no me interesa algo, que no me interesa su vida. Seguimos subiendo hasta llegar al centro de la noria, los escalones terminaban ahí, pero aun estando aquí me faltaba más altura, detrás de mi oía la respiración fuerte de Cuatro, como si hubiese corrido una maratón.

—¿Ahora es suficiente? —preguntó al levantar la vista hacia mí, lo observé y evité comentar lo mismo de antes, seguí subiendo por las barandillas, ahora con cuidado ya que estaban resbalosas por la humedad de la noche—. Tú no eres humana —oí en un susurro, él me siguió.

Me detuve en una barandilla, unos metros arriba del centro, observé a mi alrededor y me daba una sensación de hormigueo al ver hacia abajo, sonreí sin embargo cuando vi el destello verde radiactivo de la bandera del equipo contrario. Estaban al otro lado, en un pilar donde se supone que habría una campana. Cuatro llegó donde mí y se sostuvo fuerte a la barandilla, me observó y luego a su alrededor.

—Lo siento, no quise hacerte creer que siento lástima hacia ti, solo que, me preocupé —dije al fin, lo bueno de crecer en verdad es que no nos cuesta confesar, no nos cuesta expresar lo que sentimos—, pese a los años, sigues siendo importante para mí, y nunca te vi frágil.

—Los veraces y sus confesiones—. Dijo Cuatro, pude ver una sonrisa en su rostro, me hizo sentir alivio—. Gracias, por nunca verme como lo que realmente era, alguien débil.

—¿Un débil hubiese sido capaz de irse de su facción y terminar siendo uno de los mejores en osadía? Cuatro no eres débil, simplemente creciste viendo un lado oscuro de la vida, y como naciste en oscuridad terminaste siendo luz —digo, no me di cuenta antes, está muy cerca de mi rostro, veo como su piel brilla por el sudor, está nervioso ¿Por la altura o por este momento? Se acerca más a mí y no retrocedo, siento la calidez de sus labios contra los míos, mi corazón palpita fuerte, muevo mis labios un poco y él me sigue torpemente.

Los de abnegación no están acostumbrados al tacto humano.

Me alejo y lo observó, sus ojos son oscuros y profundos, su cabello es oscuro y hermoso cuando se le pega a su frente, sus labios son algo gruesos y pese al frío de la noche, es cálido. Posa su frente contra la mía y suspiró, no quiero bajar, pero si sigo besándolo perderé las fuerzas.

—La bandera está en el pilar derecho, al fondo, hay que ir allí —comenté, el suspiró algo cansado y se distanció un poco de mí.

—Vamos, tenemos un juego que ganar —asiento y comenzamos a bajar con cuidado, cuando llegamos abajo Chris nos preguntó dónde estuvimos, entonces junto a Cuatro revelamos la información de la bandera enemiga, tomamos nuestras armas y él me observaba— ¿Cuál es tu plan?

Recordé lo más lógico de este momento, como ya sabemos dónde estás digo—: nos dividimos en dos grupos, unos enfrentan directamente, siendo la distracción, otros van por detrás y llegan a la bandera.

Así lo hicimos, mientras que un grupo iba contra los enemigos de frente, yo, Chris y Cuatro íbamos por la parte trasera, había pocos ahí, así que fue fácil terminar con ellos, todos salieron a enfrentar al primer grupo, Cuatro se quedó cuidando nuestras espaldas mientras Chris y yo subimos hasta llegar al lugar de la bandera, pudimos ver que estaba Molly pero con la buena puntería de Chris esta cayó por dos dardos, uno en el abdomen y otro en la pierna.

—Chris, nos haces los honores —digo al apuntar a la bandera, ella sonríe al tomarla y comienza a moverla desde la parte alta del edificio, podemos ver hacia abajo como los de nuestro equipo comienzan a festejar, me río e incluso desde esa altura puedo ver a Cuatro. 

𝐓𝐇𝐄 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐆𝐄 ━━ 𝖣𝗂𝗏𝖾𝗋𝗀𝖾𝗇𝗍𝖾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora