CAPÍTULO 12: Hola San Francisco.

22 2 4
                                    


Como era de esperar, al día siguiente me levanté con el cuello morado; lo he estado cubriendo con maquillaje durante toda la semana, Sam me ha estado ayudando. Sai y yo quedamos en no delatarnos el uno al otro; por muy idiota que sea, no voy a romper la promesa. Ha sido fácil esconderlo; pero cada vez es más complicado cubrirlo bien. Lo estoy observando en el espejo; es grande, y el color se está tornando a un morado verdoso. Por supuesto, me duele mucho. Lana lo ha visto, pero dudo mucho que quiera inmiscuirse en mis asuntos; no me preocupa.

Hoy es la tan esperada práctica fuera del internado. Vamos a viajar en tren desde Los Ángeles, donde estamos alojados, hasta San Francisco. Todos estamos muy emocionados. Lo cierto es, que no sé cómo me va a salir teniendo a Derek como pareja; en lugar de competir como llevamos haciendo dos semanas, tenemos que trabajar en equipo.

He mejorado bastante en los últimos días. He seguido practicando todas las tardes con Derek; no voy a mentirme a mí misma, le he cogido el gustillo a estar con él, me lo paso bastante bien; si no fuese porque ha sido demasiado estricto y pesado con el entrenamiento, diría que la semana ha sido genial. He aprendido a sincronizar mis puñales con mis técnicas de lucha que, aunque son muy básicas, me parecen bastante útiles. No para enfrentarme a ningún agente secreto, pero si para defenderme de cualquier persona normal. Las carreritas por el bosque me sacan bastante de quicio; Derek lo sabe, pero parece que le gusta hacerme sufrir y las ha convertido en una rutina. Correr nunca ha sido mi punto fuerte, me canso rápido, y, aunque tenga las piernas largas, parece que sean de gelatina. Por supuesto, mi puntería no ha mejorado ni un poquito a pesar de todo el empeño que he puesto en ello.

Aunque puede que sea precipitado, afirmaría con tranquilidad que prácticamente no hay diferencia entre el resto de los alumnos y yo. Es como si fuese un don, ya soy capaz de llamar Nells, canalizar su energía y poner parte de esta en los puñales en tan solo unos segundos; aunque claro, Derek tarda milésimas.

Termino de cubrir el cuello con un corrector verde, que cubre colores como el violeta. Después aplico encima una buena cantidad de base y la esparzo bien.

—¿Qué te parece? —Sam está sentada en la cama, haciéndose una trenza.

—Convincente. Se nota más que los demás días, pero habría que acercarse mucho para darse cuenta —me sirve. Sam me hace una trenza de raíz, me llega hasta la altura de los codos. Una vez lleguemos, nos van a dar "ropa apropiada para la práctica" que no sé de qué trata. Sam no va a poder estar, aunque me encantaría vivir la experiencia con ella, seguro que es divertida, pero no quiere que Derek la vea, la sienta o lo que sea que incluya estar cerca de él.

Cuando llego a la entrada, hay muchos alumnos esperando. Hablo un rato con algunos, ninguno sabe sobre qué trata la práctica. El profesor Rich también está. Él no va a participar, solo nos va a acompañar. Aparte de la maleta, llevo una mochila de mano con comida, dinero, el móvil y agua.

—¿Estamos todos?

Rich lleva solo una mochila en la espalda; es imposible que le quepa lo necesario para pasar tres días fuera.

Cuando estamos todos, nos marchamos finalmente hacia el centro de Los Ángeles, donde vamos a coger un vuelo que nos llevará a San Francisco. Van a ser dos noches y tres días allí, estoy emocionada por poder dormir con una compañera más comunicativa que Lana, aunque no puedo elegirla. He dejado a Mía al cuidado de Alan que, emocionado, ha aceptado.

En el autobús me siento con Juliet y en el avión con Erik. Nunca me ha dado miedo volar, al contrario, me encanta el despegue y el aterrizaje. Compro unas cuantas barritas twist en el aeropuerto, Erik y yo nos las zampamos todas durante el vuelo.

FRENESÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora