CAPÍTULO 16: Fuera del juego.

14 2 5
                                    


Abro los ojos lentamente; al principio lo veo todo blanco, luego me acostumbro a la luz. Parpadeo varias veces hasta que consigo ver todo con más claridad. Inmediatamente después, una oleada de dolor me invade; todos y cada uno de los nervios de mi cuerpo me duelen. Si los huesos pudiesen doler, diría que también me duelen.

—Buenos días —Sam está sentada en mi cama; tiene el ojo morado, pero por lo demás la veo bien —¿Has podido descansar bien?

—Sam... —me duele la garganta al hablar. Me arde todo —¿Qué pasó? ¿tú estás bien?

—¿Por qué no me dijiste que tu mejor amiga era tan guai? —giro la cabeza y abro la boca impresionada al ver que Derek también está aquí — Es muy fuerte.

Está tumbado en una cama, al lado de la mía; parece que estamos en una habitación de hospital, o algo por el estilo.

—¿Sam? ¿Estás dejando que Derek te vea? —abro mucho los ojos, alucinada. Sam pone los ojos en blanco como si no quisiese admitir que ha cedido a estar cerca de Derek.

—Qué pregunta más tonta... ¿Es que no lo ves?

Todo lo ocurrido con Derek, Sai y Luisa regresa a mi mente rápidamente. Cambio el gesto y vuelvo a mirar a Derek, que tiene el brazo escayolado.

—Derek. ¿Qué paso? ¿por qué fuiste a buscar pelea con Sai? Yo no te lo pedí.

Derek se estira en su cama perezosamente. No sé qué le pasará; yo lo veo genial.

—Yo no fui a buscar pelea. La pelea me buscó a mí.

—Es cierto —añade Sam. De nuevo no me creo lo que veo. ¿Sam defendiendo a Derek? ¿qué es esto? —Sai le dijo que cuando te volviese a ver, iba a darte una paliza tan grande que no serías capaz de moverte durante mucho tiempo —mira a su derecha sonriente —Derek le rompió la nariz —miro a Derek, este encoge los hombros como si no tuviera importancia y le da un sorbo a una bebida.

—Parece que nos la jugaron... qué cabrones —Derek refunfuña desde su cama; ahora se está zampando un paquete de anacardos — Son unos tramposos.

Habla con la boca llena y casi no se le entiende.

—Oh, por favor —replico, ofendidísima—¿Cómo te atreves a llamar a alguien tramposo? ¡tú eres el primero!

—¡No es lo mismo! Ellos se han pasado... Han jugado sucio. Al final solo querían calentarme para que me descalificaran...

—¿Te han descalificado? —me incorporo con rapidez, pero me arrepiento al instante; es tan doloroso que decido volver a tumbarme —Qué injusto. Deberían de descalificarlos a ellos.

—Te olvidas de que la madre de Luisa es la jefa de la organización que nos realiza las pruebas. Les expliqué que lo que pasó fue que Sai me juró que te iba a dar una paliza, pero no me creyeron.

—Pues al final me la ha dado —agrego, observando los vendajes y las escayolas. Prefiero no saber el pronóstico...

—Y eso es porque no los has visto a ellos —Derek sonríe como si estuviese recordando un gran momento —, están mucho peor que tú.

Miro a Sam con los ojos muy abiertos.

—¿Qué les has hecho?

—Nada que no se mereciesen... —Sam mira hacia el techo, evitando mirarme —¡Deja de preguntar! Ya lo verás con tus propios ojos.

—Pero... ¿te han visto?

Sam duda antes de contestar; se rasca la barbilla.

—Sí. Quería que me escuchasen y no me importaba que me viesen. Como los muy idiotas rompieron las cámaras de seguridad, no tienen pruebas de que haya sido yo; ni siquiera saben quién soy.

FRENESÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora