Yelena
Massimo se ha despertado con una pesadilla. Tengo mi barbilla apoyada en su pecho mientras él me hace cosquillas en la espalda con las yemas de sus dedos. Tiene los ojos cerrados. Sus pestañas están mojadas por las lágrimas. Hacía días que no tenía una pesadilla tan fuerte. Le doy un beso en el pecho y vuelvo a dejar mi barbilla sobre él.
-¿Estás mejor?- le pregunto.
Él niega con la cabeza. Tengo que pensar en algo para distraerlo y que se tranquilice. Sonrío cuando se me ocurre algo. Meto la mano entre nuestros cuerpos y agarro su polla.
-¿Cuánto te mide?- le pregunto.
Massimo comienza a reírse.
-Vamos, contéstame.
Massimo abre un ojo y me mira.
-Nunca me la he medido.
Frunzo el ceño.
-¿En serio? ¿Los hombres no estáis siempre preocupados por el tamaño?
-Supongo que yo no.
-Quiero medirla- le digo.
Me siento a horcajadas en sus muslos. Su polla se pone dura completamente en mi mano.
-Yo digo que veinticuatro centímetros- digo.
Miro a Massimo. Pone un brazo detrás de su cabeza.
-Veinticinco.
Lo miro estrechando los ojos.
-¿Dónde hay un metro?
Massimo me dice dónde puede haber uno, me visto y salgo de la habitación. Busco en el salón el costurero de la nonna. Lo encuentro en el mueble cerca de la ventana. Lo agarro y saco el metro de dentro. Vuelvo corriendo a la habitación.
-Quitate la ropa- dice Massimo.
Sonrío. Me quito toda la ropa. Y me subo encima de él. Le agarro la polla y se la mido. Abro los ojos como platos.
-¡Veinticinco!- digo en voz alta.
Massimo se ríe.
-Has tenido veinticinco centímetros dentro de ti.
Me muerdo el labio.
-¿Qué gano por acertar?- pregunta.
Me da un empujón en el culo con su rodilla. Caigo hacia adelante.
-¿Qué quieres?- susurro en su boca.
-Probarte. Siéntate en mi cara.
-Nunca he hecho eso- digo.
Massimo sonríe. Me agarra el culo con sus dos manos y lo aprieta. Me da un azote. Gimo.
-¿Te gusta que te azoten, kotenok?
-Sólo si lo haces tú.
Massimo ataca mi boca con la suya. Me agarra por las caderas y las mueve de arriba abajo por su polla.
-Sube a mi cara, kotenok.
Escalo por su cuerpo, hasta que estoy de rodillas sobre su cara.
-Siéntate y usa mi cara para correrte- me ordena.
-¿Y si te asfixio?- pregunto.
-Moriré feliz.
-No digas eso.
-Kotenok, siéntate.
Me siento sobre su cara, inmediatamente siento la boca de Massimo en mi clítoris. Él me toma por las caderas y me mueve. Saca su lengua y me lame. Muevo mis caderas más rápido. Gimo fuerte. Miro por encima de mi hombro, Massimo se acaricia a sí mismo. Muerdo mi labio. Nunca he chupado una polla y tampoco me habían chupado a mí, con Nic sólo fue penetración con su polla.
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NO MATARÁS #2 [Disponible en físico]
Romance©️Historia registrada en el Registro de la Propiedad Intelectual de España. Cualquier tipo de plagio será denunciado ante la ley. El registro protege la historia de forma internacional. ------------------------------- Todos los derechos reservados...