UNO

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Massimo

Me despierto con dolor de cabeza y un poco borracho aún. La luz del sol me hace daño en los ojos. Meto la cabeza debajo de la almohada. Anoche me fui corriendo de esta casa. Fui a uno de nuestros clubs en la ciudad y me emborraché, al parecer no fue suficiente porque recuerdo todo lo que pasó.

Tengo que casarme con una mujer. Una mujer a la que odio. Una mujer que es la hermana de la niña que maté. Una mujer que mató a mi hermano mayor cuando ella tenía diez años. No puedo hacerlo. He obedecido a Alessio toda mi vida, pero esta vez no creo que pueda.

Me levanto de la cama. El dolor de cabeza se acentúa. Me siento en el borde y apoyo mis codos en las rodillas, dejo caer mi cabeza entre mis manos.

Te casarás con Yelena en un mes.

La voz de Alessio viene a mí. No puedo casarme con nadie y menos con ella. Me está condenando a una vida aún peor de la que ya tengo. Nadie puede saber lo que ocurre cada noche cuando cierro los ojos. Si me caso con una mujer, lo sabrá. Por eso me mudé a otro lugar, para que mi familia no lo supiera. Cuando me quedo aquí por las noches no duermo, a no ser que me emborrache. Pero ese es un camino que decidí ignorar hasta ayer.

Me pongo de pie y voy hacia el baño. Abro el grifo de la ducha. Me desnudo por completo mientras el agua se calienta. Luego entro en la ducha y dejo que el agua caiga por mi cuerpo.

-No puedo hacerlo- digo en voz alta.

Odio a Yelena, pero no puedo condenarla a mi infierno. Ya la he hecho sufrir bastante.

Me enjabono la cabeza y el cuerpo. Miro mi polla flácida, no la he usado desde los diecinueve años. Desde que la maté. No merezco ningún tipo de felicidad.

Salgo de la ducha y me enrollo una toalla a las caderas. La figura de Alessio aparece en el umbral de la puerta. Me mira fijamente sin decir nada, tiene los brazos cruzados en su pecho. Él ya está vestido.

-¿Vas a decir algo o te vas a quedar ahí como un stronzo?- le pregunto.

-Cuida tu tono conmigo, Massimo.

Le saco el dedo medio. Noto a Alessio tensarse. Nunca le he faltado al respeto.

-Massimo sigo siendo tu Don- advierte.

-Disculpe Don, le pido por favor que se largue de mi habitación.

Paso por su lado, golpeando su hombro con el mío. Me importa una mierda las etiquetas en este momento.

-Sigues borracho ¿no?- pregunta.

-Sí, y será mejor que te acostumbres porque este será mi estado permanente si me obligas a casarme.

Juro que puedo oír los músculos de mi hermano tensarse y romperse.

-Deja de comportarte como un crío, tienes treinta años, casi treinta y uno. Vas a cumplir con tu obligación.

-Por supuesto, Don.

Alessio se marcha de la habitación. Entro en el vestidor y cojo una camisa blanca y un traje negro. Dejé aquí algo de ropa por si la necesitaba en algún momento. Agarro unos bóxer y comienzo a vestirme. Cojo mi móvil de la mesita de noche, son más de las doce de la mañana.

Bajo las escaleras y voy hacia la cocina. La nonna está allí cocinando junto a Génesis. Ambas me miran, pero no dicen nada. Agarro una taza de café y unos analgésicos. Me los tomo dando un sorbo al café.

-¿Tienes hambre, bambino?- me pregunta la nonna.

-No, nonna.

La escucho suspirar. Me siento en una silla. La tensión se nota en el aire.

NO MATARÁS #2 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora